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Cómo superar el miedo escénico 808 808 Sandra Ribeiro

Cómo superar el miedo escénico

Miedo escénico

¿Qué es el miedo escénico o pánico escénico?

Miedo escénico, pánico escénico, miedo a hablar en público o glosofobia, es una reacción de ansiedad que se da cuando una persona debe realizar alguna actividad ante el público, ya sea hablar, cantar, actuar, bailar.

Se cree que la mayoría de los artistas como cantantes, bailarines, actores, músicos, y también los conferenciantes…, muestran algún tipo de miedo o ansiedad ante una actuación. Hay artistas y conferenciantes que dicen que es imposible hacer una buena actuación sin ese “miedo” y, para algunos autores, una total ausencia de esos estados psicológicos sería perjudicial para una buena performance.

¿Hasta qué punto la ansiedad es positiva para subirse a un escenario?

Sabemos que en las actividades que implican alcanzar un cierto nivel de rendimiento o en las que estamos expuestos a una evaluación externa, el factor psicológico tiene un peso decisivo.

Para David H. Barlow, uno de los psicólogos clínicos más destacados en el ámbito de la ansiedad, la ansiedad es una estructura coherente con nuestro sistema defensivo y si manifiesta cuando se nos presenta situaciones en las que interpretamos amenazas, peligros o cuando creemos que no tenemos recursos suficientes para afrontarlas.

La verdad es que la ansiedad, el miedo y el estado de alerta existen para prepararnos y protegernos y, en la dosis adecuada, esta tensión puede ayudarnos a superar los desafíos. Esta dosis adecuada se conoce como el nivel óptimo de activación y es diferente para cada artista.

Son muchos los estudios que indican que los beneficios de ese nivel de activación varían de acuerdo con la personalidad de cada individuo.

Martin Seligman, considerado el padre de la psicología positiva, señala que a los optimistas la ansiedad les sirve de aliada, ya para los pesimistas, ocurre lo contrario, un cierto nivel de ansiedad y estrés empeora su rendimiento. Seligman indica que los pesimistas, al esperar lo peor, no están tan dedicados como deberían, por lo que el fracaso se convierte en una consecuencia.

Miedo escénico: síntomas (A. Bados López)
A nivel fisiológico:
  • Rictus facial
  • Tics
  • Temblor de manos
  • Voz tensa o temblorosa
  • Tartamudeo o vocalización deficiente
  • Rubor facial
  • Sequedad en la boca
  • Náuseas
  • Palpitaciones
  • Sudoración
A nivel cognitivo:
  • Dificultades para pensar (bloqueo mental).
  • Imposibilidad de recordar cosas importantes (la letra de la canción, la coreografía, el diálogo de una escena, el texto de una ponencia…).
  • Tendencia a centrar la atención en sí mismo, especialmente en los síntomas fisiológicos de la ansiedad.
  • Exageración en la percepción de los fallos.
  • Miedo a hacer el ridículo.
  • Miedo a decir cosas sin sentido.
  • Hipersensibilidad a la crítica.
  • Temor al rechazo y a que los demás se den cuenta de lo que está sintiendo.
  • Miedo a tener un ataque de pánico.
Miedo escénico: edad de comienzo

Aunque puede ocurrir de forma brusca tras una mala experiencia en la que la persona se ha visto expuesta a una situación humillante, lo más habitual es que empiece de una forma más lenta hacia el final de la niñez o en la adolescencia, que es un período crítico en el que, en la búsqueda de nuestra identidad y de pertenecer a nuestro grupo de iguales, nos sentimos evaluados constantemente.

Miedo escénico: perfeccionismo

Aunque el miedo a la autoevaluación negativa (tendencia a autocriticarse, autoperfeccionismo) está relacionada con el miedo escénico en algunos casos, es en el miedo a la evaluación negativa por parte de los demás (tendencia a creer que los demás tienen altas expectativas sobre nosotros, perfeccionismo social) que encontramos la mayoría de los casos.

Pensamientos frecuentes
  • Se van a dar cuenta de lo nerviosa/o que estoy.
  • Van a ver que estoy temblando, sudando…
  • Me quedaré bloqueado.
  • Haré el ridículo.
  • Me quedaré en blanco (olvidaré la letra, la coreografía, el texto, la obra…).
  • Se van a reír.
  • Hablarán mal de mí.
  • Lo he hecho fatal.
  • Soy un desastre.
  • Soy un/a impostor/a.
Tratamiento

Teniendo en cuenta que la respuesta fóbica se debilita y pierde su fuerza cuando nos exponemos de forma repetida a la situación temida y no vivenciamos una situación traumática con acontecimientos estresantes graves, el tratamiento del miedo escénico irá en esta dirección, conseguir una habituación del/de la artista a las situaciones a las que consideraba fóbicas, así como un cambio en los pensamientos negativos que reflejan una serie de errores cognitivos y creencias irracionales.

Objetivos de la exposición (A. Bados López)
  1. Romper la asociación entre las situaciones temidas y los síntomas de ansiedad.
  2. Aprender a responder de modo diferente ante dichas situaciones.
  3. Ser consciente que la gran mayoría de las consecuencias negativas que anticipamos no ocurren y que, por tanto, no hay base para el miedo.
  4. Aprender que la ansiedad puede ser controlada con las técnicas y estrategias aprendidas en terapia.

 

¿Crees que estás sufriendo de miedo escénico y no te ve capaz de superarlo solo/a? Pide cita. Estaremos encantadas de ayudarte.

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*No te preocupes con tu imagen profesional, en nuestro centro tu caso será tratado bajo la más estricta ética profesional y confidencialidad.
**Si, para preservar tu intimidad, es necesario que te atendamos a domicilio, no hay problema. Llámanos y hablamos sobre esta posibilidad.
Sandra Ribeiro

Psicóloga General Sanitaria (M-34885)

Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva

Responsable de formación de nuevos psicólogos y supervisora de casos clínicos del Servicio de Psicología Aplicada de la UNED

 

 

 

Fama y depresión: cómo afecta la fama a la salud mental 860 851 Sandra Ribeiro

Fama y depresión: cómo afecta la fama a la salud mental

Fama y depresión: cómo afecta la fama a la salud mental

Fama y éxito. Una casa maravillosa, amigos a rebosar, ropas y coches caros, dinero, viajes, invitaciones a eventos de lujo y un largo etcétera.

Algunos pacientes famosos que buscan ayuda psicológica – como cualquier otro paciente –, lo hacen o porque ya han tocado fondo o porque no lo quieren llegar a ello. Algunos de sus comentarios son: “Tengo todo, sin embargo, no me siento feliz. Siento un vacío que no hay como llenarlo.” Esa es la cara oculta y menos glamurosa del éxito y de la fama que a nadie le interesa ver.

A veces, la falta de estructura familiar, de una estructura emocional equilibrada, de autoconocimiento o, simplemente, la falta de recursos para gestionar ese tipo de vida, causa a esas personas una tremenda ambigüedad y culpabilidad. “¿No debería agradecer todo lo que tengo? Y en lugar de esto, me siento triste.”

En Estados Unidos, una ex estrella infantil dijo durante una entrevista que había sido «adicto a casi todas las sustancias conocidas por el hombre en un momento u otro, y la más adictiva de todas es la fama». La fama, al igual que las drogas y el alcohol, una vez que te vuelves adicto, no puedes vivir sin ella.

Estar bajo los focos y las cámaras no es exactamente lo más difícil. Allí es cuando un artista da vida al personaje que todos admiran y quieren ver. Lo difícil es cuando está solo. Cuando llega a casa o a la habitación de un hotel. Cuando todo su equipo puede salir y hacer vida normal y el artista no. “No es que cambiaría todo. La verdad, no cambiaría nada. Pero muchas veces me pregunto si el precio no es demasiado alto.” La parte más bonita y más fácil, quizás, sea mirar hacia fuera y eso lo hacen estupendamente. Lo complicado es mirar hacia dentro, dentro de uno mismo. Es, en ese momento, que tenemos que mirar de frente al problema y ponerle nombre: “¡¿Depresión, yo?!”

Sí, depresión. No estás inmune a la depresión, ni a la ansiedad, ni a ninguno de los problemas psicológicos que muchas de las personas de la calle infelizmente sufren. No es una arruga, un lunar o cualquier otra cosa que se pudiera retocar con Photoshop. Tienes que mirarla de frente, buscar ayuda profesional y llamarla por su nombre.

Un trastorno depresivo, un trastorno de ansiedad, una bulimia o anorexia, son problemas psicológicos graves y, por más que los escodamos bajo la alfombra roja, mientras no buscamos ayuda profesional, no se van a ir por arte de magia. Un paciente me comentaba en una de las sesiones de seguimiento (sesiones que anteceden el alta terapéutica): “Ya he tocado fondo una vez por miedo a lo que los demás, mis fas, mis amigos, mi gente, iba a pensar si acudía a un psicólogo. Ya no me volverá a pasar.”

Te tengo que decir algo: la depresión y muchos otros problemas psicológicos no se curan solos. No es cuestión de ponerte las gafas del positivismo, ni de comprarte libros de autoayuda, ni de salir de fiesta con los amigos, ni de emborracharte cada noche o tomar una pastilla para dormir. Ese tipo de problema no desaparece con el tiempo. Con el tiempo tenemos más arrugas o nos quedamos calvos, pero quien sufre un trastorno psicológico tiene que buscar ayuda profesional.

Actualmente, se conoce que son muchas las celebridades diagnosticadas no sólo con depresión, sino también con ansiedad, crisis de pánico, miedo escénico, anorexia, bulimia, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), entre otros.

Aunque los trastornos psicológicos son vistos todavía con mucho prejuicio y estigma, celebramos que cada vez más los famosos hagan público sus problemas psicológicos y, con ello, normalizan el hecho de pedir ayuda profesional. Hace muy poco tiempo, era impensable que un cantante, músico, actor, comediante, modelo, rompiera el tabú y hablara abiertamente en sus redes sociales sobre su salud mental. Para el bien de ellos mismos, de todos sus seguidores y de la salud pública en general, esto está cambiando.

Un sondeo hecho en 2014 por Mind, una organización británica comprometida con la salud mental, con 2.000 encuestados mostró que el 28% de los sujetos que participaron del estudio habló sobre un problema psiquiátrico con un ser querido tras ver una declaración hecha por una persona famosa sobre un problema psicológico al que se estaba enfrentando. Además, otro 25%, por el mismo motivo, terminó pidiendo ayuda.

Quizás te identifiques con algunos de estos síntomas. Si es así, es hora de buscar ayuda profesional:

  • Dificultad para conciliar el sueño
  • Malestar
  • Irritabilidad
  • Dificultad para concentrarse
  • Tristeza
  • Cansancio y falta de energía
  • Dolor físico sin causa específica
  • Ansiedad
  • Atracones de comida o, por el contrario, falta de apetito
  • Sentimientos de culpabilidad
  • Pérdida de placer en actividades antes placenteras, incluso la actividad sexual
  • Abuso de alcohol y/o sustancias
  • Sensación de vacío constante o de estar perdido/a
  • Miedos inexplicables, entre otros.

Se han logrado extraordinarios avances en el tratamiento de los trastornos psicológicos. Al día de hoy, su tratamiento es casi tan exitoso como el tratamiento de los trastornos físicos. Sin embargo, sólo tú puedes dar el primer paso.

Si no puedes acudir a la consulta presencial, pregúntanos sobre la atención a domicilio u online.

La fama sin una estructura emocional sana puede ser una mala compañera de viaje. No podemos buscar llenarnos emocionalmente a través de la fama. La fama es vacía y solitaria.

 

Estamos aquí para ayudarte.

Disponemos de terapia a domicilio (pregúntanos sobre la disponibilidad y condiciones)

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Sandra Ribeiro

Psicóloga General Sanitaria (M-34885)

Profesora Asociada del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva

Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED

*Sandra Ribeiro ha sido cantante de una gran discográfica y bailarina profesional de grandes artistas. Ha viajado de gira por todo el mundo. Ha enfrentado la soledad de la fama, el pánico escénico, la crisis de pánico, el bloqueo creativo, el síndrome del impostor…

“Podré entenderte y ayudarte a salir de ahí. Acompañarte en algo que, no solo soy especialista como psicóloga, sino que también lo he vivido en primera persona.” 

Sandra Ribeiro

 

 

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