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Terapia sistémica: mirando más allá del individuo para entender el cambio

Terapia sistémica: mirando más allá del individuo para entender el cambio

Terapia sistémica: mirando más allá del individuo para entender el cambio 800 800 Sandra Ribeiro

¿Qué es la terapia sistémica y por qué puede ayudarte?

Cuando algo no va bien en nuestra vida—una ansiedad que no entendemos, un conflicto que se repite, una tristeza que nos acompaña desde siempre—tendemos a pensar que el problema está solo dentro de nosotros. Pero ¿y si lo que te ocurre tuviera que ver también con tus vínculos? ¿Y si mirar a tu alrededor fuera parte de la solución?

La terapia sistémica es un enfoque psicológico que propone una mirada distinta: en lugar de centrarse únicamente en el individuo, pone el foco en las relaciones que esa persona mantiene con su entorno. La familia, la pareja, los amigos e incluso las normas sociales y culturales son parte del «sistema» que influye en cómo nos sentimos y actuamos.

No somos islas: crecemos dentro de sistemas

Desde pequeños, aprendemos a relacionarnos según el contexto en el que vivimos. La familia, especialmente la familia de origen cumple un papel clave en esa construcción. ¿Te has preguntado por qué reaccionas de cierta forma cuando discutes con tu pareja? ¿O por qué te cuesta poner límites en el trabajo? Muchas veces, la respuesta está en patrones de comportamiento que aprendimos, sin darnos cuenta, en el hogar.

La terapia sistémica ayuda a identificar esos patrones y entender el rol que cada uno cumple dentro del sistema familiar o relacional. No se trata de buscar culpables, sino de mirar con curiosidad y compasión cómo se han ido formando nuestra manera de estar en el mundo.

La teoría del apego: una pieza clave del rompecabezas

Uno de los pilares de la terapia sistémica es la teoría del apego, desarrollada por John Bowlby. Esta teoría explica cómo las primeras relaciones que establecemos—principalmente con nuestras figuras de cuidado—moldean nuestra forma de vincularnos a lo largo de la vida.

Por ejemplo, si de niño o niña aprendiste que tus emociones no eran bien recibidas o que tenías que cuidar de otros para sentirte seguro, es probable que en tu vida adulta te cueste pedir ayuda o expresar lo que sientes. En la terapia sistémica exploramos estos vínculos y su origen, y ofrecemos un espacio seguro para reflexionar sobre ellos y cómo han podido influir en el malestar presente.

¿Cómo funciona una sesión de terapia sistémica?

Lo más característico de este enfoque es su flexibilidad. Puede trabajarse de manera individual, en pareja o en sesiones familiares. En cualquiera de estos formatos, el objetivo no es solo “arreglar” a una persona, sino entender cómo todos influyen en todos dentro del sistema.

Los terapeutas sistémicos actuamos como observadores que ayudan a poner en palabras lo que a veces es difícil ver desde dentro. Con mucho cuidado y cariño vamos explorando la familia, las relaciones pasadas, e incluso cómo fue la infancia. Evaluando los patrones de relación y entendiendo el origen, vamos poco a poco junto con la persona resolviendo preguntas que hasta ahora no encontraban respuesta.

Un pequeño cambio puede transformar el sistema entero

Una de las ideas más poderosas de la terapia sistémica es que el cambio en una sola persona puede generar un efecto dominó. Por ejemplo, si una hija empieza a poner límites a una madre controladora, eso no solo mejora su bienestar, sino que obliga a la familia a reorganizarse y encontrar nuevas formas de relacionarse.

Este enfoque no se basa solo en el análisis del pasado, sino en intervenciones concretas para mejorar el presente y construir un futuro diferente. Se trata de dejar de repetir lo que nos hace daño y empezar a construir relaciones más sanas y auténticas.

¿En qué casos es útil la terapia sistémica?

Este tipo de terapia es especialmente útil cuando hay:

  • Conflictos familiares persistentes
  • Problemas de pareja
  • Dificultades en la crianza de hijos
  • Trastornos alimentarios o de conducta en adolescentes
  • Sentimientos de “repetir siempre lo mismo” en diferentes áreas de la vida
  • Procesos de duelo o separación

También es una excelente opción cuando una persona siente que ha probado otras terapias individuales y no termina de comprender por qué no logra sentirse bien.

Lo que puedes esperar de este proceso

Hacer terapia sistémica no significa que tengas que traer a toda tu familia a la consulta (aunque en algunos casos es recomendable). Muchas veces, basta con que una sola persona decida mirar su historia desde otro lugar.

Algunas cosas que puedes lograr con este enfoque son:

  • Comprender de dónde vienen tus emociones y reacciones
  • Romper con patrones de sufrimiento aprendidos
  • Mejorar la comunicación en tus vínculos
  • Reposicionarte dentro de tu familia o pareja
  • Tomar decisiones más libres y conscientes

Una invitación a mirar con nuevos ojos

Mirarse a uno mismo es valiente. Pero mirarse dentro del contexto de los vínculos que más importan… eso es transformación.

Si sientes que estás atrapado en dinámicas que no entiendes, si notas que hay una historia que se repite en tu vida y no sabes cómo cambiarla, la terapia sistémica puede ayudarte a encontrar respuestas. No para señalar culpables, sino para descubrir cómo cambiar tu lugar en la historia que te tocó vivir.

Porque a veces, para sentirnos mejor, no basta con mirar hacia adentro: también hay que mirar alrededor.

 

¿Te interesa este enfoque? En el Centro de Psicología Sandra Ribeiro ofrecemos acompañamiento desde la terapia sistémica, tanto en sesiones individuales como familiares. Da el primer paso y empecemos a comprender tu historia de una forma nueva.

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