Depresión Navideña. Estamos en Navidades y éstas suelen ser unas fechas para estar feliz, encontrar la paz interior y estar agradecido por poder compartir estos días con las personas que queremos. Con todos estos estereotipos que fueron creados entorno a las Navidades, la presión social aumenta y estar feliz es casi una obligación.
En la práctica clínica es frecuente encontrarnos con un síndrome caracterizado por un estado de ánimo melancólico que aparece en las fiestas navideñas. Parte del problema es el bombardeo de situaciones felices y familias exageradamente perfectas que nos enseñan cada día en estas fechas los medios de comunicación. Al depararnos con estas situaciones idílicas, puede que empecemos a cuestionar la calidad de nuestras relaciones.
Sin embargo, son muchas las personas que, simplemente, no entran en el “espíritu de Navidad” y no sienten la misma alegría que otras personas en estas fechas. Es importante tener en cuenta que muchos no disponen de este escenario perfecto y ese tan deseado sentimiento de alegría puede transformarse en tristeza y soledad cuando se encuentran obligados a realizar un esfuerzo de convivencia y paz que se diferencia mucho del tipo de relación que mantienen durante todo el año.
Si a todo esto añadimos una cierta predisposición a la depresión, las fiestas navideñas pueden funcionar como un desencadenante de este trastorno o ampliar cuadros psicológicos ya diagnosticados que, por estas fechas, exacerban los síntomas.
La conocida depresión navideña no está en ningún manual y no es considerada un trastorno, sino un estado de ánimo melancólico, negativo y temporal.
Cuando se experimenta depresión navideña, todo lo que conlleva esta época del año parece descontextualizado. La forma en la que pensamos y sentimos es diferente de la de los demás y, fácilmente, podemos entrar en una espiral de síntomas y colapsarnos ante la presión de la realidad en la que nos encontramos.
Buscamos energía para hacer las cosas que los demás esperan que hagamos y, al no conseguirlo, nos invade la frustración y una sensación de fracaso y de no pertenencia. Empezamos a cuestionarnos todo, ¿por qué no estoy feliz? ¿por qué no me apetece estar con mis seres queridos? ¿por qué no siento lo mismo que ellos? Es como si no encajásemos en toda esa felicidad, donde todo está pintado de rojo, verde y dorado y nuestros sentimientos son en tonos grises. Cuantas más vueltas damos a estas preguntas, menos conseguimos alejar los pensamientos negativos que tenemos sobre nosotros mismos, sobre el mundo y sobre el futuro y, el resultado, muchas veces, es aislarnos.
El aislamiento social, muchas veces, aumenta el sentimiento de soledad y, por consiguiente, los síntomas depresivos, siendo uno de los mayores predictores de la depresión, especialmente por estas fechas.
Algunos síntomas de la depresión navideña son:
- Estado de ánimo triste la mayor parte del tiempo.
- Sensación de vacío.
- Dificultades para concentrarse.
- Déficit o aumento de apetito.
- Problemas de sueño.
¿Necesito ayuda?
La depresión como tal es una enfermedad compleja y su tratamiento es absolutamente necesario. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. Tendemos a pensar que con un poco de fuerza de voluntad podemos “salir por nosotros mismos”. Sin embargo, es importante saber que, por sí sola, la fuerza de voluntad no es suficiente para actuar sobre la depresión. Intentar no mostrar a los demás lo que estamos sintiendo sólo aumenta nuestro sufrimiento y la sensación de irritabilidad, lo que hace que nos aislemos cada vez más.
Es muy importante que sepamos que la depresión es tratable y que existen tratamientos efectivos disponibles. Cuanto antes busquemos ayuda, mejor el pronóstico.
Dicho esto, existen algunas estrategias que nos pueden ayudar a sentirnos mejor en estas fechas navideñas:
- Marca expectativas reales sobre cómo celebrar las Navidades.
- Trata de estar con personas que son importante para ti.
- Habla con ellos para recibir el apoyo que necesitas.
- Evita tomar bebidas alcohólicas. El alcohol es un depresivo del sistema de nervioso central y, una vez pase el efecto sedativo, te sentirás más deprimido.
- Si has perdido a un ser querido, estas son fechas difíciles. Busca ver las ausencias con perspectiva y asumir los cambios de manera natural y saludable. Es una buena oportunidad de recordarlo y celebrar su vida.
- Céntrate en recuerdos positivos.
- Haz ejercicio.
Si, a pesar de todo el esfuerzo y tiempo empleados para controlar la situación, continúas sintiéndote deprimido/a, ansioso/a, irritable, con dificultades para dormir, es necesario buscar la ayuda de un profesional lo antes posible para revertir ese cuadro depresivo antes que el trastorno se torne más grave.
¡Nunca es tarde para buscar la ayuda de un profesional!
*Saber más sobre la depresión.
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Sandra Ribeiro
Psicóloga General Sanitaria (M-34885)
Profesora Asociada del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED
Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva
Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED