La ansiedad es una emoción normal en la vida de las personas y vital para nuestra supervivencia. Es esa chispa de alerta que nos prepara para enfrentar situaciones desafiantes. Sin embargo, cuando esta emoción se vuelve crónica o abrumadora, puede convertirse en un problema de salud mental que requiere atención especializada. En este artículo, exploraremos qué es, cómo identificarla cuando se convierte en un problema y el valioso papel que juega la terapia en su tratamiento.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una respuesta natural al estrés y una emoción que todos experimentamos en algún momento. Puede manifestarse como preocupación, nerviosismo o miedo ante situaciones desconocidas o amenazantes. Tiene una función adaptativa, ayudándonos a estar alerta y listos para afrontar desafíos.
Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve constante o se dispara sin un peligro real presente, puede ser un signo de un trastorno de ansiedad. Estos trastornos pueden variar desde el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico hasta el trastorno obsesivo-compulsivo. Son más que simples preocupaciones; interfieren significativamente en la vida cotidiana y pueden causar angustia significativa.
Identificando la ansiedad problemática
Identificar la ansiedad problemática puede ser un desafío, ya que los síntomas varían de persona a persona. Sin embargo, hay algunas señales comunes a las que debemos prestar atención:
- Preocupación excesiva: si te encuentras preocupándote en exceso, más allá de lo que parece razonable o experimentando un constante estado de alerta, esto podría ser un signo de ansiedad.
- Síntomas físicos: la ansiedad puede manifestarse en síntomas físicos como sudoración, palpitaciones, temblores o tensión muscular.
- Miedos irracionales: el desarrollo de miedos intensos e irracionales, como el miedo a volar o a espacios cerrados, puede ser un indicador de ansiedad y debe ser valorado por un especialista.
- Comportamientos evitativos: evitar situaciones o actividades debido a la ansiedad es otro signo claro que debemos estar atentos/as.
- Dificultad para concentrarse: si la ansiedad interfiere con tu capacidad para concentrarte en el trabajo, en la escuela o en las tareas diarias, es un indicador de un posible problema y se recomienda buscar un especialista.
El Papel de la terapia
La terapia ha demostrado ser altamente efectiva en el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Los/as psicólogos/as trabajan en estrecha colaboración con los individuos para comprender los patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen a esta emoción y desarrollar estrategias para abordarla.
A través de la terapia, las personas pueden aprender a:
- Identificar y desafiar pensamientos negativos y distorsionados.
- Desarrollar habilidades de afrontamiento efectivas.
- Exponerse gradualmente a situaciones que causan ansiedad, lo que ayuda a reducir el miedo.
- Aprender técnicas de relajación y mindfulness.
La terapia proporciona un espacio seguro para explorar las causas subyacentes de la ansiedad y desarrollar herramientas para manejarla. Lo ideal es personalizar el tratamiento de acuerdo con las necesidades específicas de cada persona.
La ansiedad, cuando es disfuncional, es un trastorno tratable, y buscar ayuda es el primer paso hacia la recuperación. Si tú o alguien que conoces está lidiando con ello, considera hablar con un profesional de la salud mental. La terapia puede ser una vía eficaz para recuperar el control y vivir una vida más plena y tranquila.
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Sandra Ribeiro
Psicóloga General Sanitaria (M-34885)
Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED
Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva
Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED