La dinámica de una madre narcisista dentro de la familia puede tener efectos profundos en sus hijos e hijas. Mientras que uno puede ser el «niño dorado», favorecido y sobrevalorado, otro puede ser la «oveja negra», menospreciada y criticada constantemente. Descubramos cómo esta dinámica disfuncional afecta a los hijos e hijas y la importancia de buscar apoyo para superar sus efectos emocionales.
“Niño dorado” y “oveja negra”: significado
«El niño dorado” de la madre narcisista es un término que se utiliza para describir al/a la hijo/a que es favorecido/a y sobrevalorado/a por una madre narcisista.
La “oveja negra” de la madre narcisista es el término que se usa para describir a un/a hijo/a que es constantemente menospreciado/a, ignorado/a o criticado/a por una madre con trastorno narcisista de la personalidad. En contraste con el «niño dorado», la “oveja negra” es el miembro de la familia que recibe un trato desfavorable y negativo.
La dinámica del «niño dorado» y de la «oveja negra» también puede ocurrir en familias con un padre narcisista. Al igual que con una madre narcisista, un padre narcisista puede mostrar favoritismo y trato desigual hacia sus hijos, lo que puede llevar a la formación de estas dinámicas disfuncionales.
Es importante destacar que, aunque la literatura nos indique que, en la mayoría de las familias con madres narcisistas, en la que la estructura familiar lo permite, ocurre que el “niño dorado” es un hijo varón y a la “oveja negra” una hija mujer, queremos enfatizar que en nuestra experiencia clínica estas dinámicas no son universales y pueden variar según la personalidad de la madre narcisista, la estructura familiar, las experiencias pasadas y otros factores. En algunas familias, la dinámica puede ser diferente, con una hija mujer siendo la “niña dorada” y un hijo varón como la “oveja negra». Además, la dinámica narcisista no está limitada a familias con varios hijos, ya que también puede ocurrir en familias con hijos/as únicos/as o en otras estructuras familiares. En el presente artículo, utilizaremos los conceptos “niño dorado” y “oveja negra” indiscriminadamente.
Trastorno Narcisista de la Personalidad (TNP)
En general, una persona con un Trastorno Narcisista de la Personalidad (TNP) se caracteriza por un patrón persistente de comportamientos egocéntricos y desadaptativos que afectan significativamente la vida y las relaciones interpersonales. Las personas con TNP suelen tener dificultades para establecer relaciones significativas y saludables debido a su enfoque egocéntrico y falta de empatía. Para una definición más exhaustiva de madres narcisistas, consulta nuestro artículo: “Madres narcisistas”.
El “niño dorado” de una madre narcisista
En este contexto, el término «niño dorado» se refiere a un/a hijo/a que es tratado como el favorito, elogiado constantemente y colocado en un pedestal por la madre narcisista. La madre puede enfocar toda su atención en este hijo/a, cumpliendo sus deseos y necesidades, mientras que desestima o menosprecia a otros hijos que no son considerados tan especiales.
Ser el “niño dorado” de una madre narcisista puede tener un impacto significativo en el desarrollo del niño/a. Puede generar un sentido de superioridad y una actitud de entitlement (creer que merece privilegios especiales) en el/la hijo/a favorecido, así como sentimientos de rechazo, envidia y resentimiento en los demás hijos que no reciben el mismo trato.
A medida que estos niños crecen, pueden tener dificultades para desarrollar relaciones saludables y equitativas, ya que pueden internalizar el mensaje de que son mejores o más importantes que los demás. También pueden enfrentar dificultades en la vida adulta al lidiar con situaciones en las que no sean el centro de atención o no reciban el trato especial al que estaban acostumbrados.
Es importante destacar que este patrón de crianza puede ser perjudicial para todos los hijos involucrados y para la dinámica familiar en general.
El niño dorado: síntomas y características
El “niño dorado” de una madre narcisista puede desarrollar una serie de síntomas y características como resultado de la dinámica disfuncional en la que se encuentra. Algunos de los síntomas comunes que podrían surgir incluyen:
- Sentido exagerado de superioridad: El/la niño/a puede desarrollar un sentido exagerado de importancia y sentirse superior a los demás, creyendo que merece privilegios especiales.
- Falta de empatía: Al haber sido sobrevalorado constantemente, el/la niño/a puede tener dificultades para ponerse en el lugar de los demás y comprender sus sentimientos o necesidades.
- Buscar atención y validación constante: El “niño dorado” puede buscar continuamente la aprobación y elogios de los demás para mantener su sentido de autoestima inflada.
- Dificultades para establecer relaciones equitativas: Puede tener problemas para establecer relaciones saludables y equitativas con los demás, ya que está acostumbrado a recibir un trato especial y puede esperar el mismo trato en todas las situaciones.
- Sensibilidad a la crítica: Debido a la sobrevaloración constante, el “niño dorado” puede ser especialmente sensible a la crítica y reaccionar negativamente a cualquier comentario negativo sobre él o sus acciones.
- Falta de límites: Al ser el favorito de la madre narcisista, es probable que el/la niño/a haya sido consentido en exceso, lo que puede llevarlo a tener dificultades para establecer límites adecuados en sus relaciones y responsabilidades.
- Dificultades en el trabajo en equipo: Puede tener problemas para trabajar en equipo y cooperar con otros, ya que puede sentir que sus ideas y contribuciones son siempre superiores.
- Inseguridad encubierta: A pesar de su aparente sentido de superioridad, el “niño dorado” puede tener inseguridades profundas y miedo a ser abandonado o despreciado si no cumple con las expectativas de la madre narcisista y, en consecuencia, de los demás.
Es importante tener en cuenta que no todos los/as niños/as que son tratados como el “niño dorado” desarrollarán todos estos síntomas, y las experiencias individuales pueden variar. Estos síntomas pueden persistir en la vida adulta si no se abordan adecuadamente a través de la terapia y el autoconocimiento. Si crees que puedes ser el “niño dorado” o conoces a alguien que pueda estar enfrentando esta situación, es esencial buscar ayuda profesional para comprender y manejar los efectos de la crianza narcisista.
La “oveja negra” de una madre narcisista
La hija o hijo que se convierte en la «oveja negra» de una madre narcisista puede intentar desesperadamente complacer y satisfacer las necesidades de su progenitora narcisista en un esfuerzo por recibir su aprobación y amor. Esta dinámica puede ser especialmente dañina para la identidad de la persona “oveja negra”, ya que se ve obligada a suprimir o negar sus propias necesidades, deseos y personalidad para adaptarse a lo que la madre narcisista espera o quiere que sea.
“Oveja negra”: la pérdida de la identidad
Al intentar agradar a la madre narcisista, la “oveja negra” puede perder su sentido de identidad y autoestima, ya que sus propias necesidades y deseos no son tomados en cuenta o son desestimados. Puede sentir que nunca es lo suficientemente buena o valiosa para la madre y que su valor como persona depende de cómo la madre la percibe y trata en un momento dado.
Esta constante invalidación de la identidad y la falta de aceptación por parte de la madre narcisista pueden tener un impacto devastador en el desarrollo emocional y psicológico de la persona “oveja negra”. Pueden surgir sentimientos de confusión, inseguridad y baja autoestima. La hija o hijo puede sentir que no sabe quién es realmente, ya que ha estado tratando de adaptarse a las expectativas cambiantes y poco realistas de la madre narcisista.
Además, la búsqueda desesperada de aprobación y amor por parte de la “oveja negra” hacia la madre narcisista puede llevar a relaciones interpersonales poco saludables en el futuro, ya que pueden tener dificultades para establecer límites adecuados o reconocer relaciones tóxicas.
Los efectos de una crianza narcisista pueden ser devastadores. La terapia puede ser de gran ayuda para recuperar una identidad saludable, desarrollar una autoestima sólida y aprender a establecer límites adecuados en las relaciones con los demás, incluyendo la relación con la madre narcisista.
La “oveja negra”: síntomas y características
Las “ovejas negras” a menudo se encuentran en una posición en la que sus logros y esfuerzos son minimizados o desestimados, mientras que sus errores y defectos se magnifican. Pueden ser objeto de críticas constantes, humillaciones o comparaciones negativas con otros miembros de la familia, especialmente con el “niño dorado”.
Como resultado de este trato injusto y perjudicial, la “oveja negra” puede desarrollar una serie de síntomas y características, que pueden incluir:
- Baja autoestima: El trato negativo y la falta de apoyo de la madre narcisista pueden minar la confianza y autoestima de la “oveja negra”.
- Sentimientos de rechazo e inadecuación: La “oveja negra” puede sentirse rechazada e inadecuada debido a la falta de reconocimiento y afecto por parte de la madre.
- Resentimiento hacia la madre y/o el hermano “niño dorado”: La “oveja negra” puede desarrollar resentimiento hacia la madre por el trato desigual y hacia el “niño dorado” por recibir el favoritismo.
- Búsqueda de validación externa: La “oveja negra” suele buscar constantemente la validación y aprobación fuera del ámbito familiar, ya que rara vez la obtienen de su madre narcisista.
- Conductas autodestructivas: En algunos casos, la “oveja negra” puede recurrir a conductas autodestructivas como forma de lidiar con el dolor y la frustración.
- Relaciones conflictivas: Puede también tener dificultades para establecer relaciones saludables debido a la dinámica tóxica que ha experimentado en su familia de origen.
- Independencia y rebelión: Al sentir que nunca cumple con las expectativas de su madre, algunas “ovejas negras” pueden volverse independientes o incluso rebeldes como una forma de protegerse y afirmar su identidad.
Es fundamental comprender que estos síntomas y características no son una consecuencia directa de ser la “oveja negra”, sino más bien resultado de la dinámica narcisista y disfuncional dentro de la familia. Buscar apoyo profesional puede ser de gran ayuda para abordar y sanar las heridas emocionales y desarrollar una mayor resiliencia y autoestima. La terapia puede ayudarte a establecer límites saludables y a desarrollar habilidades para establecer relaciones más satisfactorias en el futuro.
De “niño dorado” a “oveja negra”: cuando la madre narcisista cambia la dinámica
El cambio de dinámica de «niño dorado» a «oveja negra» puede ocurrir en familias con una madre narcisista cuando la madre decide cambiar su percepción o actitud hacia un hijo determinado. Esto puede deberse a diversas razones, y la dinámica puede variar según las circunstancias específicas de la familia y la personalidad de la madre narcisista. Algunos posibles escenarios de cambio de dinámica podrían ser:
- Rivalidad entre hermanos: Si hay varios hijos en la familia, la madre narcisista podría fomentar la rivalidad y la competencia entre ellos, alternando entre elevar a uno como el «niño dorado» y despreciar a otro como la «oveja negra», dependiendo de las circunstancias o su estado de ánimo.
- Cambio de percepción del hijo “niño dorado»: El hijo “niño dorado» puede llegar a decepcionar a la madre narcisista al no cumplir con sus expectativas o desafiarla de alguna manera. Esto puede llevar a que la madre cambie su percepción y trato hacia ese hijo, desplazándolo hacia una posición de “oveja negra”.
- Necesidad de control: La madre narcisista puede cambiar la dinámica para mantener el control y manipular a los miembros de la familia según sus necesidades y deseos en un momento dado.
- Cambio en la estructura familiar: Eventos importantes como un divorcio, la llegada de un nuevo hijo, la “oveja negra” se ha independizado u otros cambios en la dinámica familiar pueden alterar la percepción y el trato de la madre hacia uno de sus hijos.
- Proyección de inseguridades: La madre narcisista puede proyectar sus propias inseguridades y problemas no resueltos en uno de sus hijos, lo que puede llevar a un cambio en la dinámica.
- Influencia externa: A veces, la dinámica de la familia puede verse afectada por la influencia de personas externas, como amigos, familiares o cambios en el entorno social.
Síntomas que pueden desarrollar el “niño dorado” y la “oveja negra”
El «niño dorado» y la «oveja negra», hijos/as de una madre narcisista, pueden desarrollar diferentes síntomas emocionales y psicológicos debido a su posición en la dinámica familiar disfuncional. Estos síntomas pueden variar en intensidad y presentación en cada individuo, pero algunos comunes son:
Síntomas del «niño dorado»:
- Necesidad excesiva de aprobación: Puede desarrollar una búsqueda constante de elogios y validación externa debido a la sobrevaloración y elogios recibidos de la madre narcisista.
- Baja autoestima oculta: Aunque pueda parecer que tiene una autoestima sólida por el favoritismo de la madre, en realidad, puede sentir que su valía depende únicamente de la aprobación materna.
- Dificultad para establecer límites: Puede tener dificultades para establecer límites adecuados en sus relaciones y ceder ante las demandas de la madre narcisista.
- Sentimiento de culpa: Puede sentirse culpable por recibir la atención y el trato preferencial, especialmente si sus hermanos enfrentan un trato desfavorable.
- Dificultades en relaciones cercanas: Puede experimentar dificultades en establecer relaciones saludables con los demás, ya que puede estar acostumbrado a recibir admiración y atención constantes.
Síntomas de la «oveja negra»:
- Baja autoestima y autoconcepto negativo: Puede desarrollar una percepción negativa de sí misma debido al trato desfavorable y críticas constantes de la madre narcisista.
- Ansiedad y depresión: Puede experimentar ansiedad y depresión debido al estrés emocional causado por el trato desigual y las expectativas poco realistas de la madre.
- Sentimientos de rechazo e inadecuación: Puede sentir que nunca puede cumplir con las expectativas de la madre y que no es lo suficientemente valioso o amado.
- Dificultades en la confianza: Puede tener dificultades para confiar en los demás y desarrollar relaciones cercanas debido a las experiencias de traición emocional.
- Conflictos internos: Puede enfrentar conflictos internos entre el deseo de complacer a la madre narcisista y la necesidad de ser auténtico y fiel a sí mismo.
Es importante tener en cuenta que no todos los «niños dorados» o «ovejas negras» desarrollarán todos estos síntomas, y el impacto emocional puede variar según la personalidad y las experiencias únicas de cada individuo. Sin embargo, si reconoces estos síntomas en ti mismo o en alguien que conoces, es esencial buscar apoyo y asesoramiento profesional para abordar los efectos de la dinámica narcisista en la familia y promover la sanación emocional.
Papel de la terapia el el tratamiento del «niño dorado» y de la «oveja negra»
El papel de la terapia es fundamental en el tratamiento tanto del «niño dorado» como de la «oveja negra» en una dinámica familiar con una madre narcisista. Ambos hijos, así como el resto de la familia, pueden beneficiarse enormemente de un trabajo terapéutico para reconocer el rol que jugaron en la dinámica familiar y abordar los posibles síntomas emocionales y psicológicos que puedan haber desarrollado como resultado de esa experiencia.
Para el «niño dorado»:
- Autoconciencia: La terapia puede ayudar al «niño dorado» a desarrollar una mayor autoconciencia y comprensión de cómo la dinámica narcisista ha influido en su identidad y autoestima.
- Establecimiento de límites: Aprenderá a establecer límites saludables y a desarrollar una identidad más sólida y equilibrada, independiente de la aprobación de la madre narcisista.
- Manejo de la culpa: Puede explorar y manejar los sentimientos de culpa que pueden surgir por ser el favorecido en la dinámica familiar y cómo esto ha afectado sus relaciones con otros miembros de la familia.
Para la «oveja negra»:
- Fortalecimiento de la autoestima: La terapia puede ayudar a la «oveja negra» a reconstruir su autoestima y comprender que su valía no depende de la opinión o el trato de la madre narcisista.
- Sanación emocional: Puede abordar las heridas emocionales causadas por el trato desfavorable y las críticas constantes recibidas, y aprender estrategias para manejar las emociones relacionadas.
- Reconocimiento de la propia identidad: La terapia puede ayudar a la «oveja negra» a explorar y reconocer su verdadera identidad, separada de la etiqueta impuesta por la madre narcisista.
Para ambos casos:
- Autoconciencia: Tomar conciencia de las dinámicas familiares y su impacto puede ser el primer paso para la sanación. Reconocer los patrones disfuncionales permite una mejor comprensión de uno mismo y de cómo esos patrones afectan la vida presente.
- Autocuidado: Aprender a cuidar de sí mismos es esencial. Esto puede incluir la práctica de técnicas de relajación, ejercicios de respiración, meditación o cualquier otra actividad que promueva la calma y el bienestar.
- Establecimiento de límites: Aprender a establecer límites saludables es fundamental para proteger la salud mental y emocional frente a las demandas y manipulaciones de la madre narcisista y tener relaciones más saludables.
- Red de apoyo: Conectar con otras personas que hayan experimentado dinámicas similares puede brindar un sentido de pertenencia y comprensión, además de proveer un espacio para compartir experiencias y aprendizajes.
El/ la psicóloga puede plantear el distanciamiento emocional y, si es necesario, el distanciamiento físico de esa madre narcisista.
Es importante recordar que el proceso de sanación y crecimiento puede llevar tiempo y que cada individuo tendrá su propio ritmo. No hay una fórmula única para el proceso, y buscar ayuda profesional puede ser esencial para guiar y apoyar en el camino hacia la sanación y el bienestar emocional.
Es esencial recordar que la dinámica narcisista y disfuncional en una familia puede ser perjudicial para todos los miembros involucrados. Si experimentas una dinámica compleja con una madre narcisista o si conoces a alguien que enfrenta esta situación, es importante buscar apoyo y asesoramiento profesional con un/a psicólogo/a especializado/a en trastornos de la personalidad. La terapia individual o familiar puede ayudar a abordar los problemas emocionales y relacionales y desarrollar estrategias para manejar las complejidades de la dinámica familiar.
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Sandra Ribeiro
Psicóloga General Sanitaria (M-34885)
Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED
Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED