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septiembre 2024

Traumas No Resueltos- El Obstaculo Oculto en las Relaciones
Traumas No Resueltos: El Obstáculo Oculto en las Relaciones 800 800 Sandra Ribeiro

Traumas No Resueltos: El Obstáculo Oculto en las Relaciones

No fue el trauma que te hizo más fuerte, fue tu capacidad interna de reinventarse a pesar del trauma. Ha sido tu capacidad de resiliencia.

 A menudo se piensa que el trauma en sí mismo nos fortalece, pero en realidad es nuestra capacidad de adaptarnos, sanar y reinventarnos lo que realmente nos hace más fuertes. La resiliencia, esa habilidad para enfrentar la adversidad y salir adelante, es un reflejo de nuestras capacidades internas, de cómo procesamos el dolor, aprendemos de las experiencias difíciles y encontramos nuevas formas de avanzar.

Es importante destacar que el trauma no te define, sino que es la respuesta al trauma lo que puede conducir al crecimiento, siempre que cuentes con los recursos adecuados, tanto internos como externos.

Cómo el trauma no procesado puede afectar diferentes ámbitos de la vida

  •       En las relaciones familiares: El trauma, especialmente cuando es originado dentro de la familia, puede provocar patrones disfuncionales que se perpetúan. Las personas que han sufrido traumas suelen reaccionar de maneras defensivas, proyectar sus miedos o heridas no sanadas en los demás, y esto refuerza dinámicas familiares tóxicas. El trauma no solo afecta al individuo, sino que también distorsiona la comunicación, crea tensiones y exacerba conflictos no resueltos.
  •       En el trabajo: El trauma no procesado puede manifestarse en la vida laboral, afectando la productividad, la toma de decisiones y las relaciones con los compañeros. Una persona que ha sufrido un trauma puede desarrollar desconfianza, problemas de autoestima o ansiedad, lo que dificulta la colaboración en equipo y la capacidad de aceptar críticas o conflictos. La sobrecarga emocional derivada del trauma también puede generar agotamiento y afectar el desempeño en general.
  •       En las relaciones de pareja: El trauma tiene un profundo impacto en la intimidad y la conexión emocional. Las personas que no han procesado su dolor pueden ser más propensas a retraerse emocionalmente, evitar la vulnerabilidad o desarrollar patrones de dependencia o codependencia. Esto puede crear barreras para la confianza y el compromiso, generando malentendidos y conflictos en la pareja. Además, la persona traumatizada puede inconscientemente recrear patrones familiares disfuncionales en sus relaciones, buscando repetir dinámicas dolorosas como una forma de intentar resolver conflictos no resueltos del pasado.

El círculo del trauma no resuelto: Cuando el trauma permanece sin resolver, la persona puede quedar atrapada en un ciclo de sufrimiento, reviviendo el dolor en distintos aspectos de su vida. Esto afecta su capacidad para desarrollar relaciones saludables y satisfactorias en cualquier contexto. Los traumas no procesados pueden desencadenar respuestas automáticas de lucha o huida, lo que genera más conflictos y sufrimiento.

Reconociendo el trauma

El reconocimiento del trauma y el trabajo en sanarlo son pasos fundamentales para romper con los patrones destructivos y construir relaciones más saludables.

  •       Reconocer el trauma como el primer paso hacia la sanación: Uno de los principales desafíos del trauma es que muchas veces las personas no lo reconocen como tal, o minimizan su impacto. Identificar que ciertas experiencias pasadas han causado heridas emocionales es el primer paso para romper con los patrones destructivos que resultan del trauma. Este reconocimiento implica aceptar que el sufrimiento vivido ha afectado la manera en que te relacionas contigo mismo y con los demás.
  •       El trabajo emocional como un proceso de sanación: El trauma no desaparece por sí solo, sino que requiere un trabajo consciente y sostenido. Este proceso puede incluir terapia, autoexploración, y la adopción de prácticas que permitan una mayor conexión emocional. En este sentido, la sanación implica no solo resolver el dolor pasado, sino también aprender a gestionar las emociones de manera saludable, desarrollando herramientas que fortalezcan la resiliencia emocional.
  •       Romper con los patrones destructivos: Cuando no se trabaja en sanar el trauma, las personas tienden a recrear los mismos patrones dañinos en diferentes áreas de su vida. Sin embargo, al comenzar a sanar, es posible romper estos ciclos. Por ejemplo, en una relación de pareja, una persona que ha experimentado un trauma puede empezar a ser más consciente de sus reacciones emocionales y, en lugar de retraerse o reaccionar impulsivamente, optar por nuevas formas de gestionar el conflicto.
  •       Reconstruir relaciones más saludables: A medida que se avanza en el proceso de sanación, la persona también puede empezar a cambiar sus dinámicas en las relaciones familiares, laborales y de pareja. En lugar de proyectar sus miedos o dolor, puede aprender a comunicarse de manera más abierta y honesta, lo que fomenta una mayor intimidad y confianza. También es más probable que establezca límites saludables, identificando qué comportamientos ya no está dispuesta a tolerar en sus relaciones.
  •       El impacto transformador del trabajo en el trauma: Sanar el trauma no solo te ayudará en tu bienestar personal, sino que también transformará tus relaciones. Cuando una persona comienza a romper con los patrones destructivos, puede influir positivamente en su entorno. Las familias, parejas y compañeros de trabajo también pueden verse impactados por los cambios en la manera en que la persona se relaciona y comunica.

La manifestación del trauma

Muchas personas no asocian los fallos en sus vínculos con los traumas vividos porque el trauma a menudo está oculto o disfrazado, manifestándose de maneras indirectas.

  1.     La desconexión entre el trauma y los problemas en las relaciones: A menudo, las personas no reconocen que los traumas que han vivido, especialmente aquellos ocurridos en la infancia, influyen en cómo se relacionan con los demás. Esto se debe a que, con el tiempo, las reacciones emocionales o los patrones de conducta disfuncionales se vuelven automáticos o se racionalizan. Por ejemplo, una persona que creció en un ambiente donde el afecto era escaso puede experimentar dificultades para expresar sus emociones en una relación, sin ser consciente de que esto está relacionado con su trauma pasado.
  2.     El trauma como un factor subyacente oculto: El trauma, especialmente cuando no es extremo, puede ser sutil o incluso normalizado. Algunas personas no lo identifican como una experiencia traumática porque han aprendido a verlo como parte de su vida cotidiana. Por ejemplo, si una persona fue emocionalmente invalidada en su niñez, puede no reconocer esto como una causa de su incapacidad para confiar en los demás en la adultez. En su lugar, pueden atribuir sus problemas en las relaciones a otras razones, como la falta de compatibilidad, sin ver el impacto de su trauma.
  3.     La racionalización y la evitación como mecanismos de defensa: Muchas personas desarrollan mecanismos de defensa como la evitación o la racionalización, que les impiden asociar sus dificultades en las relaciones con los traumas vividos. Pueden evitar el dolor emocional negando o minimizando el impacto del trauma, o pueden racionalizar comportamientos disfuncionales como una manera de protegerse. Por ejemplo, alguien que ha sido abandonado emocionalmente en la infancia puede justificar su distanciamiento emocional en las relaciones de pareja como una “preferencia por la independencia”.
  4.     La falta de educación emocional y conciencia sobre el trauma: En muchos casos, las personas no asocian el trauma con los problemas en sus relaciones porque no han recibido la educación emocional necesaria para hacer esas conexiones. La sociedad a menudo no fomenta una exploración profunda de los traumas pasados o de cómo estos pueden seguir afectando el presente. Como resultado, las personas pueden ignorar la raíz de sus problemas, concentrándose solo en los síntomas superficiales, como los conflictos con los demás.
  5.     La importancia del reconocimiento para romper patrones: La falta de asociación entre los problemas relacionales y el trauma significa que las personas continúan repitiendo patrones destructivos sin comprender su origen. Es solo cuando se realiza una exploración consciente y se reconoce el papel del trauma que uno puede empezar a hacer los cambios necesarios para sanar. La clave está en ayudar a las personas a identificar cómo sus heridas pasadas están influyendo en sus relaciones actuales, abriendo el camino para trabajar en su sanación.

Cómo se aborda el trauma en terapia

La terapia para abordar el trauma tiene como objetivo ayudar a la persona a reconocer, procesar y sanar las heridas emocionales que siguen afectando sus relaciones y bienestar. El proceso puede incluir:

  1.     Reconocimiento y validación: El primer paso es reconocer el trauma y darle un espacio dentro de la narrativa personal. Esto implica validar las emociones y experiencias de la persona, lo que le permite dejar de minimizar o evitar el dolor que ha vivido.
  2.     Exploración emocional: A través de diversas técnicas terapéuticas se exploran las emociones no procesadas y las respuestas automáticas al trauma, permitiendo a la persona experimentar esas emociones de manera segura.
  3.     Reestructuración cognitiva: Muchas veces el trauma genera creencias limitantes sobre uno mismo, sobre los demás y sobre el mundo, como la sensación de que uno no es digno de amor o que el mundo es un lugar peligroso. La terapia ayuda a identificar y modificar estas creencias, promoviendo una visión más saludable y realista de uno mismo y de los demás.
  4.     Desarrollo de herramientas de afrontamiento: El proceso terapéutico también enseña herramientas para gestionar el estrés, la ansiedad y las reacciones emocionales intensas. Esto incluye técnicas de mindfulness, regulación emocional, estrategias de comunicación asertiva para mejorar las relaciones interpersonales, entre otras.
  5.     Reconstrucción del sentido de seguridad y confianza: La terapia también se enfoca en ayudar a la persona a reconstruir un sentido de seguridad en sus relaciones, permitiéndole establecer límites saludables y formar vínculos más estables y satisfactorios.

Es muy importante que busques un/a psicólogo/a que esté especializado y tenga experiencia tratando traumas.

Somos conscientes que este es un proceso profundo y puede asustar, pero es un proceso transformador que permite que la persona no solo sane sus heridas pasadas, sino que también construya un futuro en el que las relaciones sean más saludables, equilibradas y empáticas.

 

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Sandra Ribeiro

Psicóloga General Sanitaria (M-34885)

Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva

Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED

 

Patrones familiares
Cuando Tú Eres Considerado «El Problema»: Señales de Patrones Familiares Disfuncionales 800 800 Sandra Ribeiro

Cuando Tú Eres Considerado «El Problema»: Señales de Patrones Familiares Disfuncionales

Si tú eres la única persona que reconoce la existencia de patrones familiares disfuncionales, probablemente serás tratada como «el problema».

Esto es algo que ocurre con frecuencia en familias con patrones disfuncionales. Cuando alguien comienza a señalar o cuestionar estos patrones, puede generar incomodidad o resistencia en los demás miembros de la familia. Esta resistencia surge porque el comportamiento disfuncional suele estar normalizado dentro del grupo, y reconocerlo implicaría un cambio en la dinámica familiar que muchos podrían no estar dispuestos o no saber cómo enfrentar.

Cuando eres la única persona que ve y señala estos problemas, es común que los demás te etiqueten como «el problema» o que intenten minimizar o desacreditar tus observaciones. Esto puede manifestarse a través de acusaciones de que eres demasiado sensible, conflictivo, o que estás exagerando. Es una forma de defensa para proteger la estructura familiar tal como está y evitar enfrentar los cambios necesarios.

Si te encuentras en esta situación, es importante recordar que tu percepción es válida. Buscar apoyo externo, como la ayuda de un/a psicólogo/a especializado/a, puede ser crucial para mantener tu perspectiva clara y aprender cómo manejar estas dinámicas de manera saludable.

Cómo identificar las dinámicas de las familias disfuncionales

Las dinámicas de las familias disfuncionales suelen ser complejas y variadas, pero hay algunos patrones comunes que se pueden observar. A continuación, se describen algunas de estas dinámicas:

 

  1. Roles rígidos y disfuncionales
  •   El héroe: Un miembro de la familia que se siente responsable de mantener la paz y la apariencia de normalidad. A menudo asume una gran carga de responsabilidades, intentando compensar las deficiencias de los otros miembros.
  •   El chivo expiatorio: La persona a la que se culpa por los problemas familiares. Este rol permite a otros evitar enfrentarse a sus propias conductas disfuncionales.
  •   El cuidador o rescatador: Alguien que trata de «arreglar» a los demás, sacrificando su bienestar personal. Este rol puede perpetuar la dependencia o la irresponsabilidad de otros miembros.
  •   El rebelde: Alguien que se opone constantemente a la autoridad familiar, muchas veces como una forma de expresar su frustración por la disfunción.
  •   El niño perdido: Un miembro que se retira emocionalmente y evita la interacción para escapar del conflicto.
  1. Falta de comunicación efectiva
  •   Comunicación indirecta: Las personas no expresan sus sentimientos o necesidades directamente, lo que puede llevar a malentendidos y resentimientos.
  •   Secretos familiares: La ocultación de información importante para mantener la «apariencia» familiar. Estos secretos pueden causar desconfianza y aislamiento entre los miembros.
  •   Evitar confrontaciones: Las conversaciones difíciles son ignoradas o reprimidas, lo que evita la resolución de conflictos y perpetúa la disfunción.
  1. Límites poco claros o inexistentes
  •   Fusión emocional: Falta de independencia entre los miembros de la familia, donde los límites personales no se respetan. Esto puede manifestarse en la invasión de la privacidad o la falta de autonomía.
  •   Aislamiento: Algunos miembros pueden aislarse como una forma de protegerse de la dinámica disfuncional, lo que puede llevar a la desconexión emocional dentro de la familia.
  1. Control y manipulación
  •   Controlador: Un miembro de la familia, a menudo uno de los padres, intenta controlar las decisiones, comportamientos y emociones de los demás. Esto puede ser a través de la crítica constante, la culpa o la manipulación emocional.
  •   Dependencia emocional: Se promueve la dependencia en lugar de la autonomía, donde un miembro necesita constantemente la aprobación o el apoyo de otro para sentirse valioso o seguro.
  1. Negación y minimización
  •   Negación de problemas: Los problemas serios son ignorados o negados. Esto puede incluir la negación de abuso, adicciones, o cualquier comportamiento disfuncional.
  •   Minimización de emociones: Los sentimientos y experiencias de los miembros de la familia se minimizan o se descartan, lo que puede llevar a una baja autoestima y dificultades para expresar emociones en el futuro.
  1. Favoritismo y rivalidad
  •   Favoritismo: Un miembro de la familia es claramente favorecido sobre los demás, lo que puede generar resentimiento y rivalidad entre hermanos.
  •   Comparaciones constantes: Los miembros de la familia son comparados entre sí, creando un ambiente competitivo y hostil.
  1. Ciclos de abuso
  •   Abuso físico, emocional o verbal: Puede haber dinámicas de abuso que se repiten, donde un miembro de la familia ejerce poder sobre otro a través de la violencia o el maltrato.
  •   Ciclos de disculpas y perdón: Después de un episodio de abuso, el abusador puede disculparse o prometer cambiar, solo para repetir el comportamiento, atrapando a la familia en un ciclo destructivo.
  1. Negligencia emocional
  •   Desatención: Las necesidades emocionales de los miembros, especialmente de los niños, son ignoradas o no se satisfacen adecuadamente, lo que puede llevar a sentimientos de inseguridad y falta de valía.
  1. Incapacidad para manejar conflictos
  •   Explosiones de ira: Los conflictos a menudo se manejan con enojo y gritos en lugar de discusión calmada y razonada.
  •   Evasión de conflictos: Por el contrario, los conflictos pueden ser evitados por completo, lo que impide que se resuelvan y contribuye a la acumulación de resentimiento.

Estas dinámicas pueden tener efectos duraderos en los miembros de la familia, afectando su capacidad para formar relaciones saludables en el futuro. Reconocer y trabajar en estas dinámicas, a menudo con la ayuda de un/a psicólogo/a especializado/a, es un primer paso crucial para romper el ciclo de disfunción.

¿Cómo reconocer que soy el chivo expiatorio?

Ser el chivo expiatorio en una familia disfuncional puede ser una experiencia dolorosa y confusa. A continuación, te doy algunas señales para reconocer si estás en este rol:

  1. Recibes la culpa desproporcionadamente
  •   Culpa por los problemas familiares: Te culpan por conflictos, fracasos o tensiones familiares, incluso cuando no eres responsable. Eres visto como la causa de los problemas, aunque estén más allá de tu control.
  •   Culpabilidad constante: Te sientes constantemente culpable o responsable, incluso por cosas que no tienen nada que ver contigo.
  1. Eres el foco de la crítica y el maltrato
  •   Crítica constante: Te critican más que a otros miembros de la familia, y cualquier error o defecto en tu comportamiento se magnifica.
  •   Comparaciones negativas: Constantemente te comparan desfavorablemente con otros miembros de la familia o personas externas.
  1. Eres excluido o tratado de manera diferente
  •   Aislamiento emocional: Te sientes aislado emocionalmente del resto de la familia. No se te incluye en decisiones importantes o actividades familiares.
  •   Favoritismo hacia otros: Observas que otros miembros de la familia reciben un trato más favorable, mientras que tú eres constantemente pasado por alto o ignorado.
  1. Te usan para evitar enfrentar problemas más profundos
  •   Proyección de problemas: Los miembros de la familia proyectan sus propios problemas, inseguridades o frustraciones sobre ti. Esto les permite evitar lidiar con sus propios asuntos.
  •   Distracción de los verdaderos problemas: Culparte a ti sirve como una distracción para que la familia no tenga que enfrentar problemas más serios o arraigados en la dinámica familiar.
  1. Tus logros y cualidades son minimizados
  •   Minimización de tus logros: Cuando logras algo positivo, se resta importancia o se encuentra alguna forma de criticarlo.
  •   Falta de reconocimiento: Rara vez recibes elogios o reconocimiento, incluso cuando te esfuerzas o haces algo valioso.
  1. Sientes una carga emocional desproporcionada
  •   Estrés y ansiedad constantes: Vives en un estado constante de estrés o ansiedad, preocupado por cómo los demás van a reaccionar a lo que haces o dices.
  •   Sentimientos de inadecuación: Te sientes inadecuado o insuficiente, creyendo que nunca serás capaz de complacer a los demás, sin importar cuánto lo intentes.
  1. La familia te responsabiliza de sus emociones
  •   Responsabilización emocional: Se espera que manejes las emociones negativas de otros, y te culpan cuando no puedes o no quieres hacerlo.
  •   Sentimientos de sobrecarga: Puedes sentir que llevas una carga emocional que no es tuya, como si fueras responsable del bienestar emocional de los demás.
  1. Los conflictos nunca se resuelven a tu favor
  •   Resolución de conflictos injusta: Cuando surgen conflictos, generalmente se resuelven a favor de otros miembros de la familia, mientras que tus preocupaciones y necesidades son ignoradas o minimizadas.
  •   Sentimiento de impotencia: Te sientes impotente para cambiar la situación, como si nada de lo que digas o hagas pudiera mejorar las cosas.
  1. Sientes una desconexión emocional con la familia
  •   Falta de apoyo emocional: Sientes que no tienes el apoyo emocional de tu familia y que tus sentimientos y experiencias no son validados.
  •   Sensación de no pertenecer: Puedes sentir que no encajas o que no perteneces a la familia, como si fueras diferente o menos importante que los demás.
  1. Tu bienestar emocional se ve afectado
  •   Baja autoestima: Tu autoestima puede ser baja debido a años de crítica y culpa.
  •   Sentimientos de soledad: Te sientes solo, incluso cuando estás con tu familia, debido a la falta de conexión y apoyo genuino.

¿Qué puedes hacer?

Reconocer que eres el chivo expiatorio es el primer paso para romper este patrón. Algunas acciones que puedes tomar incluyen:

  •   Buscar apoyo externo: Hablar con un/a psicólogo/a especializado/a puede ayudarte a entender mejor tu situación y a desarrollar estrategias para lidiar con ella.
  •   Establecer límites: Aprende a establecer límites claros con los miembros de la familia para protegerte emocionalmente.
  •   Reconocer tu valor: Trabaja en tu autoestima y recuerda que no eres responsable de los problemas familiares.
  •   Buscar aliados: Si hay otros miembros de la familia que puedan apoyarte, intenta formar una alianza para evitar ser aislado.
  •   Considerar la distancia emocional: En algunos casos, puede ser necesario crear cierta distancia emocional o física de la familia para proteger tu bienestar.

Es importante recordar que no estás solo y que es posible salir de esta dinámica con el tiempo y el apoyo adecuado.

¿Tengo que buscar ayuda profesional de un psicólogo?

Buscar ayuda profesional de un/a psicólogo/a especializado/a puede ser muy beneficioso si te reconoces en el rol de chivo expiatorio o si sientes que estás atrapado en una dinámica familiar disfuncional. Aquí te doy algunas razones para considerar esta opción:

  1. Validación y comprensión

Un/a psicólogo/a especializado/a puede ayudarte a comprender mejor tu situación y validar tus sentimientos. A menudo, en familias disfuncionales, los miembros no reconocen ni validan el dolor emocional del chivo expiatorio, lo que puede llevar a la confusión y la duda. Un profesional te ayudará a aclarar tus emociones y experiencias.

  1. Desarrollo de habilidades para el manejo de la situación

Un/a psicólogo/a especializado/a puede enseñarte técnicas para establecer límites saludables, manejar el estrés y la ansiedad, y comunicarte de manera efectiva con tu familia. Estas habilidades son cruciales para proteger tu bienestar emocional y evitar ser atrapado en patrones disfuncionales.

  1. Construcción de autoestima

Si has estado en el rol de chivo expiatorio durante mucho tiempo, es posible que tu autoestima haya sufrido. Un/a psicólogo/a especializado/a puede trabajar contigo para reconstruir tu autoestima, ayudándote a reconocer tu valor independiente de la opinión de los demás.

  1. Exploración de opciones

A veces, la solución puede implicar tomar decisiones difíciles, como distanciarte emocional o físicamente de la familia. Un/a psicólogo/a especializado/a puede guiarte a través de este proceso, ayudándote a evaluar tus opciones de manera clara y con apoyo.

  1. Prevención de efectos a largo plazo

Las dinámicas familiares disfuncionales pueden tener efectos duraderos en la salud mental, como ansiedad, depresión o dificultades en relaciones futuras. Trabajar con un/a psicólogo/a especializado/a puede ayudarte a sanar y a prevenir que estos patrones afecten otras áreas de tu vida.

  1. Espacio seguro para expresarte

A menudo, en una familia disfuncional, puede ser difícil encontrar un espacio seguro para expresar tus sentimientos sin ser juzgado o atacado. Un/a psicólogo/a especializado/a te ofrece un entorno confidencial y seguro donde puedes hablar libremente.

  1. Clarificación de la realidad

Estar en una familia disfuncional puede distorsionar tu percepción de la realidad, haciéndote cuestionar tus propios sentimientos y experiencias. Un/a psicólogo/a especializado/a puede ayudarte a recuperar una perspectiva más clara y objetiva de tu situación.

Cuando es especialmente importante buscar ayuda

Considera buscar ayuda profesional si:

  •   Te sientes abrumado/a o atrapado/a por la dinámica familiar.
  •   Estás experimentando síntomas de depresión, ansiedad o estrés crónico.
  •   Tu autoestima ha sido gravemente afectada.
  •   Tienes dificultad para establecer o mantener relaciones saludables fuera de la familia.
  •   Estás considerando tomar decisiones importantes, como distanciarte de la familia, y necesitas apoyo en el proceso.

Buscar ayuda profesional no es un signo de debilidad, sino una forma de cuidarte y de tomar pasos activos hacia tu bienestar emocional. Un/a psicólogo/a especializado/a puede ser un/a aliado/a valioso en tu camino hacia una vida más saludable y equilibrada.

 

Estamos aquí para ayudarte.

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Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

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