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septiembre 2024

Duelo tras la Pérdida de los Padres, desde las Emociones Normales hasta los Signos de un Duelo Complicado
Duelo tras la Pérdida de los Padres, desde las Emociones Normales hasta los Signos de un Duelo Complicado 800 800 Sandra Ribeiro

Duelo tras la Pérdida de los Padres, desde las Emociones Normales hasta los Signos de un Duelo Complicado

El duelo por la muerte de los padres es un proceso emocional complejo que puede variar mucho dependiendo de la relación con ellos, la etapa de vida en la que se encuentren los hijos, y las circunstancias de la muerte. Afrontar esta pérdida suele ser un momento clave en la vida, ya que implica enfrentar el dolor, la ausencia y, en muchos casos, una reconfiguración de la identidad y los vínculos emocionales.

Aunque en este artículo nos centramos en el proceso de duelo por la pérdida de los padres, se puede extrapolar a pérdidas de otros seres queridos.

Entendiendo el duelo

El duelo es un proceso natural y emocional que las personas experimentan tras una pérdida significativa, como la muerte de un ser querido. Este proceso involucra una amplia gama de emociones, como la tristeza, el enojo, la culpa y la confusión, y puede variar en duración e intensidad dependiendo de la relación con la persona fallecida y las circunstancias de la pérdida. El duelo no sigue un camino lineal, sino que implica altibajos emocionales, mientras el individuo busca adaptarse a la vida sin esa persona.

El duelo no es solo una reacción al dolor de la pérdida, sino también un proceso de sanación y reajuste emocional. Su objetivo es permitir que la persona afectada reconozca la pérdida, el dolor asociado y, con el tiempo, encuentre una manera de vivir sin la presencia física de la persona perdida, aunque manteniendo una conexión emocional con su recuerdo.

Identificando las emociones en el proceso de duelo

Las emociones, aunque a veces confusas o intensas, son parte natural del proceso de duelo y es muy importante identificarlas para no malinterpretar estas emociones como «problemas». A continuación, te presento las emociones presentes en el duelo:

  1. Tristeza profunda

La tristeza es la emoción más reconocible durante el proceso del duelo. Puede manifestarse como llanto frecuente, melancolía o un sentimiento de vacío. Es importante entender que esta tristeza no es un signo de debilidad o depresión clínica, sino una reacción emocional sana ante la pérdida. El permitirse sentirla, sin apurarse a superarla, es parte esencial del proceso.

Identificación: Si te sientes abatido o triste gran parte del tiempo, no es que algo esté «mal» contigo; es una respuesta humana a la ausencia de alguien amado.

  1. Negación y choque

En las etapas iniciales del duelo, muchas personas experimentan una sensación de incredulidad o desconexión, como si lo ocurrido no fuera real. Este es un mecanismo de defensa natural que permite a la mente procesar gradualmente la magnitud de la pérdida.

Identificación: Si sientes que no puedes aceptar lo que ha sucedido o que todo parece «irreal», recuerda que esta es una forma en la que la mente te protege temporalmente del impacto total del dolor.

  1. Culpa

Es común sentir culpa por lo que se hizo o no se hizo antes de la muerte de los padres: «¿Pude haber hecho más?» o «¿Debí haber estado más presente?». Este sentimiento de culpa es parte del proceso de reflexión y reajuste emocional, pero no necesariamente implica que realmente hayas cometido un error.

 

Identificación: Si te encuentras repitiendo pensamientos como «debí haber hecho esto», intenta recordar que es el dolor hablando, y no necesariamente una realidad objetiva. La culpa es una emoción común en el duelo, pero no significa que hayas fallado.

  1. Ira

La ira puede surgir de muchas formas: estar enojado con la persona que falleció por dejarte, contigo mismo por no haber hecho algo de manera diferente, o incluso con el universo por la injusticia de la pérdida. A menudo, la ira se deriva de la impotencia ante la muerte y el deseo de controlar lo incontrolable.

Identificación: Si te sientes enojado o frustrado sin razón aparente, es probable que estés canalizando el dolor de la pérdida a través de la ira. Acepta que esta emoción también tiene su lugar en el duelo y no significa que algo esté mal en ti.

  1. Ansiedad y miedo

Muchas personas experimentan ansiedad tras la muerte de un padre o madre, especialmente si ese ser querido era un pilar de seguridad emocional o apoyo. Puede haber temores sobre el futuro, sobre el bienestar personal o el de otros seres queridos.

Identificación: La ansiedad puede manifestarse como pensamientos preocupantes sobre tu propia mortalidad, sobre cómo será la vida sin ellos, o incluso sobre si estás «sintiendo las cosas de la manera correcta». Recuerda que estos miedos son comunes durante el duelo, ya que la muerte de un ser querido confronta las bases de nuestra estabilidad emocional.

  1. Confusión y dificultad para concentrarse

Durante el proceso de duelo, es frecuente sentirse distraído, tener problemas de memoria o dificultad para realizar tareas cotidianas. Esto sucede porque el cerebro está procesando un evento emocionalmente intenso, lo que afecta las capacidades cognitivas para realizar otras tareas.

Identificación: Si sientes que no puedes concentrarte o te encuentras desorganizado, reconoce que el duelo está ocupando un espacio significativo en tu mente. No es que estés perdiendo la memoria o la capacidad de concentrarte, es parte del proceso de ajuste.

  1. Alivio o paz

Dependiendo de la relación con el fallecido y las circunstancias de su muerte, algunas personas pueden sentir alivio, especialmente si la muerte puso fin a un largo sufrimiento. Aunque esto puede generar sentimientos de culpa, es importante reconocer que el alivio es una reacción válida y humana.

Identificación: Si sientes alivio, no significa que amabas menos a tu ser querido, sino que estás reconociendo la paz después de su dolor o el fin de una etapa agotadora.

  1. Soledad y sensación de abandono

La muerte de los padres a menudo deja una sensación profunda de soledad, como si una parte fundamental de la vida hubiera desaparecido. Incluso si hay otros familiares o amigos, es posible que experimentes un vacío emocional único.

Identificación: Si te sientes solo, incluso cuando estás rodeado de gente, es parte del proceso del duelo. Este vacío emocional es una respuesta natural ante la pérdida de alguien insustituible.

  1. Oscilación de emociones

El duelo no es un proceso lineal. Es normal pasar de la tristeza a la calma, de la ira a la aceptación, en cuestión de horas o días. Las emociones durante el duelo pueden parecer una montaña rusa, lo que puede hacer que te sientas confuso.

Identificación: Si tus emociones fluctúan rápidamente, no estás perdiendo el control, es una característica del duelo. La oscilación emocional es un signo de que tu mente y corazón están intentando adaptarse a la nueva realidad.

  1. Aceptación

Durante un tiempo, vas a sentir muchas emociones, pero llegarás a una fase de aceptación, donde la muerte del ser querido ya no genera tanto dolor, aunque siempre habrá nostalgia. Aceptar no significa «superar», sino encontrar una manera de vivir con la ausencia.

Identificación: Si empiezas a sentir momentos de calma o incluso gratitud por haber tenido a tus padres, estás avanzando en el proceso. Aceptar no es olvidar ni dejar de extrañar, sino encontrar un lugar emocional donde el dolor no sea dominante.

Cómo se trabaja para superar el duelo por la muerte de los padres

Aquí te comparto algunos aspectos importantes a considerar en el proceso de afrontamiento del duelo por la muerte de los padres o de cualquier otro ser querido:

  1. Reconocimiento del dolor

Como hemos comentado anteriormente, es importante permitirte sentir el dolor y la tristeza sin intentar reprimirlos. Reconocer el sufrimiento como una respuesta natural a la pérdida es esencial para el proceso de sanación. Esto incluye aceptar que el duelo puede tener distintas fases (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) y que no todas las personas las experimentan de la misma manera ni en el mismo orden.

  1. Manejo de la culpa

En este punto, el enfoque en la autocompasión es clave, entendiendo que no es posible haber controlado todas las circunstancias ni prever lo que sucedería.

  1. Reorganización de la vida

La muerte de los padres, especialmente si uno dependía emocional o físicamente de ellos, puede requerir una reconfiguración de la vida diaria. Esto puede incluir desde el manejo de los bienes materiales, hasta la toma de decisiones importantes, tanto en lo personal como en lo familiar.

  1. Red de apoyo

Rodearse de una red de apoyo que incluya amigos, familiares o profesionales de la salud mental es vital. El duelo es más llevadero cuando se comparte, y hablar sobre los sentimientos y recuerdos puede aliviar la carga emocional.

  1. Rituales de despedida

Los rituales (funerales, misas, memoriales) ofrecen una manera simbólica de decir adiós, lo que puede facilitar el cierre emocional. Incluso crear tus propios rituales personales, como escribir una carta a tus padres, plantar un árbol o guardar un objeto significativo, puede ayudar a procesar la pérdida.

  1. Confrontar el legado

La muerte de los padres puede llevar a reflexionar sobre el legado emocional que ellos dejaron. En este punto, se da una reevaluación de su influencia en la propia vida y una integración de lo aprendido o lo que aún se necesita sanar en términos de patrones familiares.

  1. Aceptación del cambio de roles

Con la muerte de los padres, los hijos a menudo se encuentran en un nuevo rol dentro de la familia, como ser el mayor o asumir más responsabilidades. Esta transición puede generar tensiones, pero también oportunidades para crecer y fortalecer la estructura familiar.

  1. Terapia y grupos de duelo

Si el dolor se vuelve abrumador o interfiere con el funcionamiento cotidiano, buscar ayuda psicológica puede ser una herramienta muy útil. Los grupos de apoyo también proporcionan un espacio seguro para compartir experiencias similares.

  1. Conexión con los recuerdos

Recordar los buenos momentos vividos con los padres y mantener una conexión saludable con los recuerdos puede ayudar a transitar el duelo. Esto implica mantener vivos los aspectos positivos de la relación sin que se convierta en un obstáculo para seguir adelante con la vida.

IMPORTANTE: El proceso de duelo es individual y no tiene una duración fija. Lo más importante es permitirse el tiempo y el espacio necesarios para sentir y procesar cada etapa de este viaje emocional.

Cuando el duelo se vuelve complicado o patológico

El duelo se torna complicado o patológico cuando las personas no logran adaptarse adecuadamente a la pérdida y experimentan dificultades intensas y prolongadas para avanzar en su proceso de sanación emocional. Aunque el duelo es un proceso individual y no hay una manera «correcta» de experimentarlo, un duelo complicado se caracteriza por una incapacidad persistente para aceptar la pérdida o retomar la vida cotidiana, afectando de manera significativa el bienestar emocional, mental y físico.

Señales de un duelo complicado o patológico

  1. Duración excesiva del duelo intenso: Mientras que el dolor inicial de una pérdida puede durar meses o incluso años, el duelo patológico se caracteriza por una prolongación excesiva del sufrimiento intenso. Las personas pueden sentir que su dolor no disminuye con el tiempo, incluso después de un periodo prolongado (generalmente más de un año).
  2. Negación o evitación persistente: La persona puede mostrar una negación intensa y duradera sobre la muerte del ser querido, evitando constantemente cualquier recuerdo, objeto o conversación sobre la persona fallecida, como un intento de no enfrentarse al dolor.
  3. Preocupación excesiva con la pérdida: En lugar de avanzar hacia la aceptación, el doliente queda atrapado en una obsesión con la pérdida, reviviendo constantemente los detalles de la muerte o sintiendo que no puede seguir adelante sin la persona fallecida.
  4. Dificultad extrema para retomar la vida cotidiana: Las personas que experimentan un duelo patológico pueden tener dificultades significativas para realizar tareas cotidianas, trabajar, socializar o mantener relaciones. Su vida parece detenerse, atrapada en el momento de la pérdida.
  5. Aislamiento social: Las personas pueden apartarse de sus seres queridos o evitar cualquier tipo de interacción social. El duelo patológico a menudo lleva a un aislamiento profundo, donde el doliente no busca ni recibe apoyo de los demás.
  6. Culpa desmesurada: Aunque la culpa es una emoción común en el duelo, en un duelo patológico puede tomar dimensiones desmesuradas. El doliente puede culparse constantemente por no haber hecho más o por no haber prevenido la muerte, lo que interfiere con la sanación emocional.
  7. Sentimiento persistente de inutilidad o desesperanza: Las personas con duelo complicado suelen sentirse desesperanzadas o sin propósito, como si la vida ya no tuviera sentido tras la pérdida. Esto puede estar asociado con pensamientos recurrentes de que no pueden seguir adelante o incluso pensamientos suicidas.
  8. Manifestaciones físicas intensas: El duelo patológico puede presentar síntomas físicos persistentes, como insomnio crónico, fatiga extrema, dolores de cabeza, problemas digestivos, o falta de apetito, sin una causa médica clara. Estos síntomas son una manifestación física del sufrimiento emocional no procesado.
  9. Intenso deseo de reunirse con el fallecido: A veces, las personas pueden expresar deseos constantes de «estar» con la persona que falleció, lo que en casos graves puede llegar a pensamientos o intentos suicidas.

¿Cuándo buscar ayuda?

Si estás experimentando alguno de estos síntomas de manera persistente y notas que tu vida se está viendo afectada gravemente desde hace meses, es recomendable buscar apoyo psicológico. El duelo complicado puede requerir intervención psicológica centrada en el duelo o incluso intervención psiquiátrica en casos más severos.

Factores que pueden contribuir a un duelo complicado

  • Muerte súbita o traumática (accidentes, suicidios, asesinatos).
  • Relación ambivalente o conflictiva con la persona fallecida.
  • Dependencia emocional o física extrema del ser querido fallecido.
  • Falta de una red de apoyo adecuada durante el duelo.
  • Duelo múltiple (cuando la persona ha experimentado varias pérdidas consecutivas en un corto período de tiempo).

El duelo complicado no es un «fallo» en la persona, sino una señal de que el dolor emocional es demasiado abrumador para ser procesado sin ayuda. Con el apoyo profesional adecuado, es posible superar este estancamiento y avanzar hacia la sanación.

 

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Sandra Ribeiro

Psicóloga General Sanitaria (M-34885)

Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva

Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED

 

 

Patrones familiares
Cuando Tú Eres Considerado «El Problema»: Señales de Patrones Familiares Disfuncionales 800 800 Sandra Ribeiro

Cuando Tú Eres Considerado «El Problema»: Señales de Patrones Familiares Disfuncionales

Si tú eres la única persona que reconoce la existencia de patrones familiares disfuncionales, probablemente serás tratada como «el problema».

Esto es algo que ocurre con frecuencia en familias con patrones disfuncionales. Cuando alguien comienza a señalar o cuestionar estos patrones, puede generar incomodidad o resistencia en los demás miembros de la familia. Esta resistencia surge porque el comportamiento disfuncional suele estar normalizado dentro del grupo, y reconocerlo implicaría un cambio en la dinámica familiar que muchos podrían no estar dispuestos o no saber cómo enfrentar.

Cuando eres la única persona que ve y señala estos problemas, es común que los demás te etiqueten como «el problema» o que intenten minimizar o desacreditar tus observaciones. Esto puede manifestarse a través de acusaciones de que eres demasiado sensible, conflictivo, o que estás exagerando. Es una forma de defensa para proteger la estructura familiar tal como está y evitar enfrentar los cambios necesarios.

Si te encuentras en esta situación, es importante recordar que tu percepción es válida. Buscar apoyo externo, como la ayuda de un/a psicólogo/a especializado/a, puede ser crucial para mantener tu perspectiva clara y aprender cómo manejar estas dinámicas de manera saludable.

Cómo identificar las dinámicas de las familias disfuncionales

Las dinámicas de las familias disfuncionales suelen ser complejas y variadas, pero hay algunos patrones comunes que se pueden observar. A continuación, se describen algunas de estas dinámicas:

 

  1. Roles rígidos y disfuncionales
  •   El héroe: Un miembro de la familia que se siente responsable de mantener la paz y la apariencia de normalidad. A menudo asume una gran carga de responsabilidades, intentando compensar las deficiencias de los otros miembros.
  •   El chivo expiatorio: La persona a la que se culpa por los problemas familiares. Este rol permite a otros evitar enfrentarse a sus propias conductas disfuncionales.
  •   El cuidador o rescatador: Alguien que trata de «arreglar» a los demás, sacrificando su bienestar personal. Este rol puede perpetuar la dependencia o la irresponsabilidad de otros miembros.
  •   El rebelde: Alguien que se opone constantemente a la autoridad familiar, muchas veces como una forma de expresar su frustración por la disfunción.
  •   El niño perdido: Un miembro que se retira emocionalmente y evita la interacción para escapar del conflicto.
  1. Falta de comunicación efectiva
  •   Comunicación indirecta: Las personas no expresan sus sentimientos o necesidades directamente, lo que puede llevar a malentendidos y resentimientos.
  •   Secretos familiares: La ocultación de información importante para mantener la «apariencia» familiar. Estos secretos pueden causar desconfianza y aislamiento entre los miembros.
  •   Evitar confrontaciones: Las conversaciones difíciles son ignoradas o reprimidas, lo que evita la resolución de conflictos y perpetúa la disfunción.
  1. Límites poco claros o inexistentes
  •   Fusión emocional: Falta de independencia entre los miembros de la familia, donde los límites personales no se respetan. Esto puede manifestarse en la invasión de la privacidad o la falta de autonomía.
  •   Aislamiento: Algunos miembros pueden aislarse como una forma de protegerse de la dinámica disfuncional, lo que puede llevar a la desconexión emocional dentro de la familia.
  1. Control y manipulación
  •   Controlador: Un miembro de la familia, a menudo uno de los padres, intenta controlar las decisiones, comportamientos y emociones de los demás. Esto puede ser a través de la crítica constante, la culpa o la manipulación emocional.
  •   Dependencia emocional: Se promueve la dependencia en lugar de la autonomía, donde un miembro necesita constantemente la aprobación o el apoyo de otro para sentirse valioso o seguro.
  1. Negación y minimización
  •   Negación de problemas: Los problemas serios son ignorados o negados. Esto puede incluir la negación de abuso, adicciones, o cualquier comportamiento disfuncional.
  •   Minimización de emociones: Los sentimientos y experiencias de los miembros de la familia se minimizan o se descartan, lo que puede llevar a una baja autoestima y dificultades para expresar emociones en el futuro.
  1. Favoritismo y rivalidad
  •   Favoritismo: Un miembro de la familia es claramente favorecido sobre los demás, lo que puede generar resentimiento y rivalidad entre hermanos.
  •   Comparaciones constantes: Los miembros de la familia son comparados entre sí, creando un ambiente competitivo y hostil.
  1. Ciclos de abuso
  •   Abuso físico, emocional o verbal: Puede haber dinámicas de abuso que se repiten, donde un miembro de la familia ejerce poder sobre otro a través de la violencia o el maltrato.
  •   Ciclos de disculpas y perdón: Después de un episodio de abuso, el abusador puede disculparse o prometer cambiar, solo para repetir el comportamiento, atrapando a la familia en un ciclo destructivo.
  1. Negligencia emocional
  •   Desatención: Las necesidades emocionales de los miembros, especialmente de los niños, son ignoradas o no se satisfacen adecuadamente, lo que puede llevar a sentimientos de inseguridad y falta de valía.
  1. Incapacidad para manejar conflictos
  •   Explosiones de ira: Los conflictos a menudo se manejan con enojo y gritos en lugar de discusión calmada y razonada.
  •   Evasión de conflictos: Por el contrario, los conflictos pueden ser evitados por completo, lo que impide que se resuelvan y contribuye a la acumulación de resentimiento.

Estas dinámicas pueden tener efectos duraderos en los miembros de la familia, afectando su capacidad para formar relaciones saludables en el futuro. Reconocer y trabajar en estas dinámicas, a menudo con la ayuda de un/a psicólogo/a especializado/a, es un primer paso crucial para romper el ciclo de disfunción.

¿Cómo reconocer que soy el chivo expiatorio?

Ser el chivo expiatorio en una familia disfuncional puede ser una experiencia dolorosa y confusa. A continuación, te doy algunas señales para reconocer si estás en este rol:

  1. Recibes la culpa desproporcionadamente
  •   Culpa por los problemas familiares: Te culpan por conflictos, fracasos o tensiones familiares, incluso cuando no eres responsable. Eres visto como la causa de los problemas, aunque estén más allá de tu control.
  •   Culpabilidad constante: Te sientes constantemente culpable o responsable, incluso por cosas que no tienen nada que ver contigo.
  1. Eres el foco de la crítica y el maltrato
  •   Crítica constante: Te critican más que a otros miembros de la familia, y cualquier error o defecto en tu comportamiento se magnifica.
  •   Comparaciones negativas: Constantemente te comparan desfavorablemente con otros miembros de la familia o personas externas.
  1. Eres excluido o tratado de manera diferente
  •   Aislamiento emocional: Te sientes aislado emocionalmente del resto de la familia. No se te incluye en decisiones importantes o actividades familiares.
  •   Favoritismo hacia otros: Observas que otros miembros de la familia reciben un trato más favorable, mientras que tú eres constantemente pasado por alto o ignorado.
  1. Te usan para evitar enfrentar problemas más profundos
  •   Proyección de problemas: Los miembros de la familia proyectan sus propios problemas, inseguridades o frustraciones sobre ti. Esto les permite evitar lidiar con sus propios asuntos.
  •   Distracción de los verdaderos problemas: Culparte a ti sirve como una distracción para que la familia no tenga que enfrentar problemas más serios o arraigados en la dinámica familiar.
  1. Tus logros y cualidades son minimizados
  •   Minimización de tus logros: Cuando logras algo positivo, se resta importancia o se encuentra alguna forma de criticarlo.
  •   Falta de reconocimiento: Rara vez recibes elogios o reconocimiento, incluso cuando te esfuerzas o haces algo valioso.
  1. Sientes una carga emocional desproporcionada
  •   Estrés y ansiedad constantes: Vives en un estado constante de estrés o ansiedad, preocupado por cómo los demás van a reaccionar a lo que haces o dices.
  •   Sentimientos de inadecuación: Te sientes inadecuado o insuficiente, creyendo que nunca serás capaz de complacer a los demás, sin importar cuánto lo intentes.
  1. La familia te responsabiliza de sus emociones
  •   Responsabilización emocional: Se espera que manejes las emociones negativas de otros, y te culpan cuando no puedes o no quieres hacerlo.
  •   Sentimientos de sobrecarga: Puedes sentir que llevas una carga emocional que no es tuya, como si fueras responsable del bienestar emocional de los demás.
  1. Los conflictos nunca se resuelven a tu favor
  •   Resolución de conflictos injusta: Cuando surgen conflictos, generalmente se resuelven a favor de otros miembros de la familia, mientras que tus preocupaciones y necesidades son ignoradas o minimizadas.
  •   Sentimiento de impotencia: Te sientes impotente para cambiar la situación, como si nada de lo que digas o hagas pudiera mejorar las cosas.
  1. Sientes una desconexión emocional con la familia
  •   Falta de apoyo emocional: Sientes que no tienes el apoyo emocional de tu familia y que tus sentimientos y experiencias no son validados.
  •   Sensación de no pertenecer: Puedes sentir que no encajas o que no perteneces a la familia, como si fueras diferente o menos importante que los demás.
  1. Tu bienestar emocional se ve afectado
  •   Baja autoestima: Tu autoestima puede ser baja debido a años de crítica y culpa.
  •   Sentimientos de soledad: Te sientes solo, incluso cuando estás con tu familia, debido a la falta de conexión y apoyo genuino.

¿Qué puedes hacer?

Reconocer que eres el chivo expiatorio es el primer paso para romper este patrón. Algunas acciones que puedes tomar incluyen:

  •   Buscar apoyo externo: Hablar con un/a psicólogo/a especializado/a puede ayudarte a entender mejor tu situación y a desarrollar estrategias para lidiar con ella.
  •   Establecer límites: Aprende a establecer límites claros con los miembros de la familia para protegerte emocionalmente.
  •   Reconocer tu valor: Trabaja en tu autoestima y recuerda que no eres responsable de los problemas familiares.
  •   Buscar aliados: Si hay otros miembros de la familia que puedan apoyarte, intenta formar una alianza para evitar ser aislado.
  •   Considerar la distancia emocional: En algunos casos, puede ser necesario crear cierta distancia emocional o física de la familia para proteger tu bienestar.

Es importante recordar que no estás solo y que es posible salir de esta dinámica con el tiempo y el apoyo adecuado.

¿Tengo que buscar ayuda profesional de un psicólogo?

Buscar ayuda profesional de un/a psicólogo/a especializado/a puede ser muy beneficioso si te reconoces en el rol de chivo expiatorio o si sientes que estás atrapado en una dinámica familiar disfuncional. Aquí te doy algunas razones para considerar esta opción:

  1. Validación y comprensión

Un/a psicólogo/a especializado/a puede ayudarte a comprender mejor tu situación y validar tus sentimientos. A menudo, en familias disfuncionales, los miembros no reconocen ni validan el dolor emocional del chivo expiatorio, lo que puede llevar a la confusión y la duda. Un profesional te ayudará a aclarar tus emociones y experiencias.

  1. Desarrollo de habilidades para el manejo de la situación

Un/a psicólogo/a especializado/a puede enseñarte técnicas para establecer límites saludables, manejar el estrés y la ansiedad, y comunicarte de manera efectiva con tu familia. Estas habilidades son cruciales para proteger tu bienestar emocional y evitar ser atrapado en patrones disfuncionales.

  1. Construcción de autoestima

Si has estado en el rol de chivo expiatorio durante mucho tiempo, es posible que tu autoestima haya sufrido. Un/a psicólogo/a especializado/a puede trabajar contigo para reconstruir tu autoestima, ayudándote a reconocer tu valor independiente de la opinión de los demás.

  1. Exploración de opciones

A veces, la solución puede implicar tomar decisiones difíciles, como distanciarte emocional o físicamente de la familia. Un/a psicólogo/a especializado/a puede guiarte a través de este proceso, ayudándote a evaluar tus opciones de manera clara y con apoyo.

  1. Prevención de efectos a largo plazo

Las dinámicas familiares disfuncionales pueden tener efectos duraderos en la salud mental, como ansiedad, depresión o dificultades en relaciones futuras. Trabajar con un/a psicólogo/a especializado/a puede ayudarte a sanar y a prevenir que estos patrones afecten otras áreas de tu vida.

  1. Espacio seguro para expresarte

A menudo, en una familia disfuncional, puede ser difícil encontrar un espacio seguro para expresar tus sentimientos sin ser juzgado o atacado. Un/a psicólogo/a especializado/a te ofrece un entorno confidencial y seguro donde puedes hablar libremente.

  1. Clarificación de la realidad

Estar en una familia disfuncional puede distorsionar tu percepción de la realidad, haciéndote cuestionar tus propios sentimientos y experiencias. Un/a psicólogo/a especializado/a puede ayudarte a recuperar una perspectiva más clara y objetiva de tu situación.

Cuando es especialmente importante buscar ayuda

Considera buscar ayuda profesional si:

  •   Te sientes abrumado/a o atrapado/a por la dinámica familiar.
  •   Estás experimentando síntomas de depresión, ansiedad o estrés crónico.
  •   Tu autoestima ha sido gravemente afectada.
  •   Tienes dificultad para establecer o mantener relaciones saludables fuera de la familia.
  •   Estás considerando tomar decisiones importantes, como distanciarte de la familia, y necesitas apoyo en el proceso.

Buscar ayuda profesional no es un signo de debilidad, sino una forma de cuidarte y de tomar pasos activos hacia tu bienestar emocional. Un/a psicólogo/a especializado/a puede ser un/a aliado/a valioso en tu camino hacia una vida más saludable y equilibrada.

 

Estamos aquí para ayudarte.

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Sandra Ribeiro

Psicóloga General Sanitaria (M-34885)

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