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noviembre 2024

Hacer el amor 2.0: Más allá del sexo en la pareja
Hacer el amor 2.0: Más allá del sexo en la pareja 776 800 Sandra Ribeiro

Hacer el amor 2.0: Más allá del sexo en la pareja

«Hacer el amor 2.0» es un concepto que me gusta utilizar en terapia para redefinir lo que entendemos como intimidad y conexión en la pareja, especialmente en un mundo donde las relaciones enfrentan desafíos constantes debido a las expectativas, la rutina y el ritmo acelerado de la vida. Vamos a explorar este concepto y lo que realmente significa «hacer el amor» más allá del sexo.

Hacer el amor 2.0: Redefiniendo la intimidad

Tradicionalmente, se asocia «hacer el amor» con el acto sexual, pero hacer el amor 2.0, como me gusta trabajar con mis pacientes, va más allá: es una conexión profunda, emocional y afectiva. Se trata de una experiencia integradora donde la intimidad y el vínculo se manifiestan en muchas formas que no siempre incluyen el sexo. Es una invitación a ver la relación como algo más profundo que solo la dimensión física.

 

¿Qué significa realmente ‘hacer el amor’ en el contexto del amor 2.0?

Hacer el amor con las palabras

La comunicación emocional es una forma de hacer el amor. Decir «te quiero», expresar gratitud, mostrar vulnerabilidad y hablar desde el corazón crea un puente de intimidad que fortalece la relación.

Conversaciones profundas, compartir sueños y temores, o simplemente tener una charla significativa pueden ser tan íntimos como el contacto físico.

Hacer el amor con los gestos cotidianos

Cocinar juntos, preparar el café de la mañana, recordar detalles importantes para el otro, o cuidar de tu pareja cuando está enferma son formas de hacer el amor.

Estas acciones comunican afecto, cuidado y el deseo de ver al otro feliz y cómodo.

Hacer el amor con la mirada

La mirada tiene el poder de conectar profundamente a las personas. Mirarse a los ojos sin distracciones, ya sea durante una conversación o en silencio, puede ser una experiencia de intimidad profunda.

A través de la mirada, se pueden expresar sentimientos de amor, gratitud y admiración sin necesidad de palabras.

Hacer el amor con la risa y la diversión

La complicidad y el humor fortalecen la relación. Reír juntos, bromear, jugar y disfrutar de momentos divertidos crea una conexión emocional que alimenta el amor.

La capacidad de disfrutar juntos de la vida cotidiana es una forma de intimidad que no debe subestimarse.

Hacer el amor con el contacto físico no sexual

Los abrazos, las caricias, tomarse de las manos y el simple hecho de estar físicamente cerca son formas poderosas de mostrar amor y afecto.

Estos gestos ayudan a mantener el vínculo, activan hormonas como la oxitocina (la hormona del amor) y refuerzan la conexión emocional.

Hacer el amor a través del apoyo emocional

Estar ahí para tu pareja en momentos difíciles, ofrecer consuelo, apoyo y un hombro para llorar son formas profundas de hacer el amor.

La presencia emocional y el compromiso mutuo son fundamentales para crear un espacio seguro donde ambos puedan ser auténticos.

Hacer el amor con el tiempo compartido

Pasar tiempo de calidad juntos, ya sea disfrutando de actividades compartidas o simplemente estando presentes el uno para el otro, nutre la relación.

La atención plena y la disposición a compartir experiencias significativas es una forma de demostrar amor más allá del sexo.

¿Por qué es importante la visión de hacer el amor 2.0?

En una cultura donde a menudo se asocia el amor con el deseo sexual y la atracción física, es fácil caer en la trampa de pensar que la relación se ha enfriado si disminuye la frecuencia de las relaciones sexuales. Sin embargo, me gusta decir que hacer el amor 2.0 propone que una pareja puede ser profundamente íntima y estar conectada sin necesidad de sexo constante. Esto no significa que el sexo no sea importante, sino que hay otras formas de conexión que son igual o más valiosas.

Beneficios de hacer el amor 2.0

  •       Profundiza el vínculo emocional, creando una relación basada en la autenticidad y el respeto mutuo.
  •       Aumenta la satisfacción en la relación, ya que se exploran nuevas formas de intimidad y conexión.
  •       Reduce el estrés y la presión asociada con el rendimiento sexual, permitiendo que la pareja disfrute de la relación de manera más plena y relajada.
  •       Mejora la comunicación, ya que se cultivan espacios para compartir pensamientos, sentimientos y emociones.

 

Ejemplos de hacer el amor más allá del sexo

  1.       Cuidarse mutuamente: preparar algo especial: Un ejemplo clásico es cuando tu pareja se siente mal, ya sea física o emocionalmente. Prepararle una sopa, hacerle un té, o simplemente quedarse a su lado viendo una película favorita puede ser una forma de hacer el amor. Es una muestra de cuidado y ternura que comunica: «Estoy aquí para ti, te cuido y me importas.»

 

  1.       Escuchar de forma activa y con empatía: Cuando tu pareja te cuenta algo importante, ya sea sobre un problema en el trabajo o una preocupación personal, escuchar con atención, sin interrumpir ni ofrecer soluciones inmediatas, es un acto de amor. Estás ofreciendo tu presencia y validando sus sentimientos, creando un espacio seguro donde puede ser vulnerable.

 

  1.       Tomarse de las manos en silencio: Imagina que están juntos, caminando en un parque o viendo el atardecer, y simplemente se toman de las manos sin decir una palabra. Este contacto físico no sexual crea una sensación de conexión y seguridad, un recordatorio de que están juntos en ese momento, disfrutando de la compañía del otro.

 

  1.       Reír juntos hasta llorar: Tener un momento de risa auténtica y espontánea con tu pareja es una forma poderosa de hacer el amor. Tal vez sea una broma interna que solo ustedes entienden o una situación graciosa que comparten. La risa crea una conexión emocional y libera endorfinas, reforzando el vínculo de manera natural.

 

  1.       Hacer algo inesperado para sorprender al otro: Imagina que tu pareja ha tenido un día difícil. Al llegar a casa, encuentra que has creado un ambiente acogedor: luces bajas, música suave, y has preparado una cena especial. Este tipo de detalles inesperados muestran esfuerzo y dedicación, y comunican amor de manera no verbal.

 

  1.       Mirarse a los ojos durante unos segundos más: A veces, en medio de una conversación cotidiana, hacer una pausa para mirarse a los ojos puede ser un momento de profunda intimidad. Esta mirada prolongada, aunque breve, comunica un «te veo», «te reconozco», y «te amo». No se necesita nada más para sentir una conexión profunda.

 

  1.       Recordar detalles importantes para tu pareja: Puede ser tan simple como recordar la fecha de una reunión importante o el nombre de una película que mencionó que quería ver. Cuando muestras que prestas atención a los pequeños detalles, estás comunicando que te importa lo que le importa a tu pareja.

 

  1.       Dedicar tiempo de calidad, sin pantallas: En lugar de mirar el teléfono o ver televisión, dedican un rato a simplemente estar juntos. Puede ser sentarse en el sofá, hablar sobre su día, o salir a dar un paseo. Este tiempo de calidad es una forma de hacer el amor, ya que están priorizando su relación por encima de las distracciones.

 

  1.       Masaje o caricias sin expectativas: Un masaje en la espalda o simplemente acariciar el cabello de tu pareja mientras ven una película es una forma de hacer el amor que no tiene la expectativa de llevar al sexo. Es una muestra de afecto y cuidado que crea una sensación de calma y conexión.

 

  1.   Compartir recuerdos y soñar juntos: Tomarse el tiempo para mirar fotos antiguas, recordar viajes o momentos importantes de la relación, o hablar sobre sus sueños y planes futuros es una forma profunda de hacer el amor. Están reconociendo su historia compartida y construyendo un futuro juntos, reforzando el vínculo emocional.

 

  1.   Perdonar y ser compasivo: Perdonar a tu pareja después de una discusión o ser compasivo cuando comete un error es una forma muy madura de hacer el amor. Significa que priorizas el bienestar de la relación sobre el orgullo o el rencor. Demuestra amor incondicional y deseo de mantener el vínculo fuerte.

 

  1.   Crear rituales propios: Puede ser algo tan simple como desayunar juntos todos los domingos o tener una cita especial una vez al mes. Estos pequeños rituales refuerzan la conexión emocional y crean momentos de intimidad que son solo para ustedes dos.

 

  1.   Mostrar gratitud regularmente: Decir «gracias» de forma regular, no solo por cosas grandes, sino por los pequeños gestos cotidianos, es una forma poderosa de hacer el amor. Reconocer el esfuerzo y la dedicación del otro mantiene viva la apreciación mutua.

 

  1.   Estar presente en momentos difíciles: Cuando tu pareja pasa por un momento de pérdida o estrés, simplemente estar ahí, sostener su mano o abrazarla en silencio es una de las formas más profundas de hacer el amor. No siempre se necesitan palabras, solo presencia y apoyo incondicional.

 

Hacer el amor 2.0 redefine el concepto de hacer el amor al centrarse en el vínculo emocional y la conexión profunda, más allá del acto sexual. Estos pequeños gestos y momentos cotidianos son la verdadera esencia de una relación íntima y duradera. Cuando ambas personas practican estas formas de «hacer el amor» a diario, están construyendo una base sólida de confianza, respeto y cariño que puede sostener la relación a lo largo del tiempo.

Hacer el amor 2.0 nos invita a expandir nuestra idea de lo que significa hacer el amor con nuestra pareja. Se adentra en la creación de un vínculo profundo y sostenido que se nutre a través de pequeños gestos, palabras, miradas y momentos compartidos. La intimidad verdadera se construye a partir de todas estas experiencias cotidianas.

En lugar de enfocarse solo en el aspecto físico, se trata de cultivar una relación integral, donde el sexo es solo una parte de una experiencia más amplia y rica de intimidad y amor compartido.

En el Centro de Psicología Sandra Ribeiro tenemos un unidad terapéutica especializada en parejas. Nuestra experiencia y las valoraciones de nuestros pacientes nos avalan.

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Sandra Ribeiro

Psicóloga General Sanitaria (M-34885)

Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva

Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED

 

Aprende a identificar las señales de alarma en la adolescencia, cuándo pedir ayuda profesional y cómo apoyar a tu hijo adolescente entendiendo sus cambios emocionales y de comportamiento.
Señales de alarma en la adolescencia: cuándo pedir ayuda 800 800 Sandra Ribeiro

Señales de alarma en la adolescencia: cuándo pedir ayuda

La adolescencia es una etapa llena de cambios físicos, emocionales y sociales que pueden hacer que el comportamiento de los adolescentes varíe notablemente. Sin embargo, cuando estos cambios son demasiado intensos, persistentes o afectan significativamente su bienestar y funcionalidad, pueden estar señalando problemas de fondo. Aquí algunos signos de alarma a considerar:

  1. Cambios extremos en el estado de ánimo: Pasar de la alegría a la tristeza o la ira de forma abrupta y con alta intensidad, especialmente si persisten en el tiempo, puede ser un indicador de dificultades emocionales.
  2. Aislamiento social: Si el adolescente se aleja de amigos y familiares y evita actividades que antes disfrutaba, podría estar atravesando un problema emocional.
  3. Desempeño académico: Bajadas notables en el rendimiento escolar o pérdida de interés en las clases y las responsabilidades pueden ser signos de que algo no va bien.
  4. Problemas de sueño o apetito: Cambios drásticos en los patrones de sueño (insomnio o dormir excesivamente) o en el apetito (falta de hambre o comer compulsivamente, pérdida o aumento de peso repentino) pueden reflejar altos niveles de ansiedad, depresión, trastornos alimentarios u otros problemas.
  5. Comportamiento impulsivo o riesgoso: La adopción de conductas peligrosas, como el consumo de alcohol, drogas o conductas sexuales arriesgadas, es una señal clara de alarma.
  6. Quejas físicas sin causa médica aparente: Dolores de cabeza, malestar estomacal o fatiga crónica pueden ser síntomas físicos de estrés emocional o problemas psicológicos.
  7. Expresión de ideas suicidas o autolesiones: Comentarios sobre querer «desaparecer» o «no querer estar aquí» o signos de autolesiones son señales de una posible depresión severa o trastorno emocional grave que requiere intervención urgente.

Cada uno de estos signos debe considerarse en su contexto y, en caso de observarse varios de ellos o notarse que impactan de forma significativa en el bienestar del adolescente, buscar ayuda profesional es esencial.

“Ya se le pasará”: son cosas de adolescentes (o no)

Es completamente normal que los adolescentes tengan momentos de altibajos, pero cuando ciertos comportamientos inapropiados o inusuales se prolongan más de 6 semanas, puede ser una señal de que existe un problema de fondo que va más allá de las fluctuaciones propias de la edad. Estos cambios pueden reflejar un conflicto emocional, estrés crónico o incluso un trastorno psicológico que necesita ser atendido por un profesional de la salud mental especializado en adolescentes.

Por ejemplo, si tu hijo/hija es un/a estudiante que siempre se ha destacado académicamente no debería tener un descenso brusco y sostenido en su rendimiento sin una causa clara. Del mismo modo, si era un/a adolescente que generalmente era sociable y participaba activamente en actividades sociales y familiares no debería aislarse sin una explicación aparente.

Si estos cambios se mantienen en el tiempo, es recomendable consultar con un/a psicóloga especializado/a en adolescencia para recibir una orientación adecuada. El/la psicólogo/a que trabaja con adolescentes puede ofrecer una evaluación más profunda para identificar si estos comportamientos reflejan algo más serio y guiarte en los pasos a seguir. Detectar y abordar estos cambios a tiempo puede marcar una gran diferencia en el bienestar emocional y psicológico del adolescente.

 

Escoger tus batallas: Tener una relación sin conflictos con tu adolescente

Escoger tus batallas es imprescindible en la crianza de adolescentes. Este período de la vida se caracteriza por la necesidad de exploración, independencia y, en muchos casos, un deseo de encontrar y expresar identidad propia. Muchos jóvenes buscan diferenciarse de sus padres o de la sociedad a través de su apariencia o estilo, algo que suele ser temporal e inofensivo. A veces, las decisiones sobre su imagen pueden incluso ser una forma de captar la atención de los padres o de expresar su personalidad en formación.

Permitirles cierta libertad en elecciones estéticas, como teñirse el pelo, usar ropa inusual o pintarse las uñas de colores llamativos, no solo puede reducir el conflicto en el hogar, sino también fortalecer la confianza mutua. Guardar los “noes” para decisiones que puedan tener consecuencias serias (como el uso de sustancias, tatuajes o piercings permanentes) le permite al adolescente experimentar sin consecuencias duraderas.

El desarrollo de una comunicación sana con tu hijo adolescente

Para apoyar la exploración propia de la adolescencia de forma constructiva, es útil abrir un diálogo sobre sus motivaciones. Preguntar amablemente «¿Por qué te gustaría vestirte así?» puede ayudar a entender el significado detrás de sus elecciones y le permitirá sentirse comprendido. También puede ser valioso comentar, de forma neutral, cómo podrían verlo los demás: ofrecer esta perspectiva le ayuda a desarrollar habilidades sociales y conciencia sin imponer juicios de valor.

¿Cuándo pedir ayuda profesional de un psicólogo?

Pedir ayuda profesional de un psicólogo especializado en adolescencia puede marcar una gran diferencia en la vida de un adolescente y su familia, especialmente cuando se presentan dificultades emocionales o conductuales que parecen estar afectando su bienestar o su funcionamiento en la vida diaria. Aquí tienes algunas señales claras de cuándo puede ser el momento adecuado para buscar apoyo:

  1. Cambios negativos en su comportamiento, como aislamiento social, irritabilidad extrema, agresividad o rebeldía, que duran más de seis semanas.
  2. Un descenso marcado y sostenido en las calificaciones o el interés en actividades que antes disfrutaba.
  3. Si tu hijo/a adolescente muestra síntomas como tristeza persistente, desesperanza, ansiedad, preocupación excesiva o dificultad para relajarse.
  4. Si está perdiendo o ganando peso sin causa aparente y/o presenta alteraciones en el sueño.
  5. Si evita a amigos y familiares o deja de participar en actividades sociales, deportivas o académicas sin explicación.
  6. Si expresa pensamientos suicidas, se lastima físicamente o menciona ideas como “me gustaría no estar aquí”, es fundamental buscar ayuda inmediata, ya que estos son signos de un posible trastorno emocional grave.
  7. El uso de sustancias, como alcohol o drogas, y comportamientos riesgosos como la conducción imprudente o las actividades sexuales arriesgadas.
  8. Llanto frecuente, ataques de ira o episodios de ansiedad intensa.

Consultar con un psicólogo a tiempo permite abordar y resolver estas situaciones de forma adecuada y prevenir problemas mayores en el futuro.

Ponte en el lugar de tu hijo/a adolescente

Ponerse en el lugar de un adolescente puede ser una de las maneras más efectivas de crear un ambiente de apoyo y comprensión. La adolescencia es una etapa llena de contradicciones internas y externas, donde los jóvenes oscilan entre querer asumir responsabilidades de adultos y, al mismo tiempo, sentirse inseguros o confundidos por los cambios que experimentan.

Practicar la empatía significa entender que estas fluctuaciones son naturales. Puedes decirle algo como: «Sé que a veces es difícil decidir entre ser independiente y necesitar ayuda, y eso está bien.» Así le das espacio para experimentar sin sentirse juzgado. Recordarle que sus sentimientos de preocupación o inseguridad son normales también es reconfortante; le ayuda a ver que no hay nada “malo” en él por sentirse de esa manera.

Además, expresar tu propia comprensión de estos sentimientos, como contarle alguna experiencia propia o mencionar que a ti también te tomó tiempo adaptarte a ciertos cambios, puede ayudarle a sentirse menos solo en su experiencia. Esto no solo fortalece el vínculo emocional, sino que le proporciona una base de confianza y seguridad en la que apoyarse mientras navega esta etapa de su vida.

En el Centro de Psicología Sandra Ribeiro tenemos un unidad terapéutica especializada en adolescentes y familias. Nuestra experiencia y las valoraciones de nuestros pacientes nos avalan.

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Sandra Ribeiro

Psicóloga General Sanitaria (M-34885)

Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva

Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED

El uso de la 'Ley del Hielo' en una relación puede generar desconexión emocional y distanciamiento. Aprende cómo la terapia de pareja puede ayudar a romper este ciclo de silencio y priorizar el bienestar emocional, ya sea juntos o separados.
El Silencio en la Pareja: La “Ley del Hielo” y Cómo la Terapia Ayuda a Romper el Ciclo 800 800 Sandra Ribeiro

El Silencio en la Pareja: La “Ley del Hielo” y Cómo la Terapia Ayuda a Romper el Ciclo

Cuando hablamos de la “Ley del Hielo” en la pareja, nos referimos al silencio prolongado o el trato frío que puede erosionar la relación de pareja. Es un comportamiento donde una persona ignora, evita o castiga con el silencio a la otra, lo cual puede ser un mecanismo de control o una respuesta ante el conflicto.

El silencio entre una pareja es como una herida invisible que crece con el tiempo, creando distancias que se vuelven imposibles de salvar. Cuando una persona en la relación no logra organizar sus prioridades, el amor se va desgastando poco a poco. La otra, al darlo todo y sentir que su esfuerzo no es valorado, se enfrenta a la difícil decisión de elegir el amor propio. Este proceso, aunque doloroso, es a menudo un acto de autoconservación.

El amor propio no significa rendirse ante la relación, sino reconocer que el sacrificio sin reciprocidad lleva al desgaste emocional. Elegir el bienestar personal frente a una dinámica desequilibrada puede parecer egoísta, pero en realidad es una decisión necesaria para mantener la salud emocional. Las rupturas basadas en el silencio y la falta de prioridad no ocurren de la noche a la mañana; son el resultado de una acumulación de incomprensión, de necesidades no expresadas y de esfuerzos que se perciben como inútiles.

Ese silencio, entonces, habla más de lo que las palabras podrían, reflejando el abismo que se ha creado en la relación y el dolor de la desconexión.

Amor Propio y Autoconservación

Cuando hablamos de amor propio y de un acto de autoconservación, estamos hablando de una acción que se toma para proteger la propia salud emocional y bienestar, especialmente cuando una persona se siente agotada, no valorada o desatendida en una relación. En este contexto, elegir el amor propio implica reconocer que seguir invirtiendo en una relación donde no hay reciprocidad o donde las necesidades emocionales no se están cumpliendo, puede llevar a un daño mayor.

En una relación de pareja, si alguien se siente constantemente ignorado, en segundo plano, o si sus necesidades no se priorizan, el estrés y la angustia pueden acumularse. Elegir distanciarse o terminar la relación es una forma de protegerse de ese daño emocional continuo.

Actuar desde el amor propio y de la autoconservación es poner límites para preservar la propia integridad emocional, en lugar de continuar en una situación que resulta dañina o insostenible.

Cómo podemos ayudar a una pareja que utiliza el silencio en su relación

Cuando una pareja llega a terapia en condiciones donde la “Ley del Hielo” es común en su relación, cuando el silencio, la falta de prioridades o la desconexión emocional están afectando la relación, el trabajo terapéutico puede ofrecer un espacio seguro y estructurado para abordar esos desafíos. Desde la terapia de pareja con un/a psicólogo/a especializado/a, se pueden implementar varias intervenciones para ayudar a la pareja a reconstruir su comunicación y sanar las heridas emocionales. Algunas de las áreas que trabajamos en terapia de parejas que utilizan el silencio en su relación son:

  1. Fomentar la comunicación efectiva

El silencio puede surgir de la incapacidad o el miedo de expresar lo que realmente se siente o de castigar a la otra persona por la falta de habilidades para comunicarse de forma efectiva. A través de ejercicios y técnicas de comunicación asertiva, el/la psicólogo/a ayuda a ambas partes a verbalizar sus emociones y necesidades de manera respetuosa y sin culpa. Esto incluye enseñar a escuchar activamente y validar los sentimientos del otro.

  1. Explorar las dinámicas de poder y prioridades

A menudo, el desajuste en las prioridades dentro de la pareja puede generar resentimiento y desconexión. La terapia de pareja puede ayudar a identificar los patrones donde uno de los miembros de la pareja se siente ignorado o desplazado. Esto permite explorar por qué esas dinámicas se han establecido y cómo cambiarlas para que ambos se sientan valorados.

  1. Identificar y trabajar los resentimientos acumulados

El silencio o la “Ley del Hielo” en una relación es frecuentemente un reflejo de resentimientos no expresados. El/la psicólogo/a puede guiar a la pareja para que reconozca esos sentimientos y los trabaje de manera constructiva. Desenredar esos resentimientos puede abrir espacio para el perdón y la reparación emocional.

  1. Reforzar la autonomía y el amor propio

Es fundamental que ambas partes mantengan su individualidad y amor propio. En ocasiones, uno de los miembros de la pareja ha dado tanto que se siente emocionalmente agotado. En este sentido, la terapia de pareja puede enfocarse en reequilibrar la relación, ayudando a que cada uno encuentre maneras de mantener su bienestar individual sin que esto signifique desconexión de la relación.

  1. Trabajar con expectativas realistas

Muchas veces, el dolor en una relación surge cuando las expectativas no se cumplen, ya sea por falta de claridad o por esperar más de lo que la otra persona puede ofrecer. La terapia de pareja puede ayudar a establecer expectativas más realistas y alcanzables, ajustándose a la capacidad emocional de ambos.

  1. Desarrollar estrategias de resolución de conflictos

El conflicto es parte de cualquier relación, pero cómo se maneja marca la diferencia. En terapia, la pareja puede aprender a resolver los conflictos de manera que no se conviertan en luchas de poder o motivos de separación, sino en oportunidades de crecimiento.

¿La terapia de pareja puede salvar nuestra relación?

Es crucial que las parejas comprendan que el rol de un/a psicólogo/a de pareja no es «salvar» la relación a toda costa, sino trabajar en el bienestar emocional de cada individuo dentro de la pareja, ya sea para fortalecer la relación o para ayudar a una separación saludable y respetuosa. La decisión siempre será de la pareja.

Fortalecer el vínculo emocional

Si bien la terapia no garantiza que la relación continúe, sí puede ayudar a la pareja a reconectar emocionalmente. A través de ejercicios que refuercen la intimidad y la conexión, es posible que redescubran los lazos que los unieron en primer lugar y encuentren nuevas formas de nutrir ese vínculo.

Tomar decisiones informadas

En algunos casos, la pareja puede llegar a la conclusión de que la relación ya no es viable, y la terapia puede proporcionar un entorno seguro para tomar esa decisión de manera reflexiva, sin culpas ni rencores. El/la psicólogo/a puede guiar a la pareja para que cierre ese ciclo de manera sana y constructiva.

La terapia puede ser un espacio transformador para una pareja en crisis, donde el objetivo no es simplemente evitar la separación, sino facilitar una comunicación más saludable y permitir que cada persona se sienta escuchada, valorada y en conexión consigo misma y con su pareja.

El objetivo central de la terapia de pareja es ofrecer un espacio donde ambos miembros puedan explorar sus emociones, necesidades, expectativas y patrones de interacción. La meta es ayudarles a tomar decisiones informadas sobre el futuro de la relación, con el bienestar individual como prioridad. Si la relación se puede restaurar y ambos están dispuestos a trabajar en ella, la terapia de pareja puede facilitar ese proceso. Pero si lo mejor para ambos es separarse, la terapia también debe apoyarles en esa transición de manera que se minimicen los daños emocionales y se promueva el respeto mutuo.

Es fundamental que las parejas entiendan que:

  • El bienestar emocional individual es primordial: La salud mental y emocional de cada persona es la prioridad, independientemente de que la relación continúe o no.
  • No siempre es necesario «salvar» la relación: Hay situaciones donde la mejor decisión para ambos es una separación saludable, especialmente si continuar juntos podría causar más dolor o resentimiento.
  • El crecimiento personal es esencial: El objetivo no es que los miembros de la pareja sacrifiquen su bienestar personal por la relación, sino que crezcan tanto individualmente como en pareja. Si ese crecimiento no es posible juntos, separarse puede ser el camino adecuado. Recuerda: La decisión siempre será de la pareja.

La terapia de pareja ofrece herramientas para que ambos se comprendan mejor, tomen decisiones basadas en sus valores y necesidades y, si es necesario, transiten hacia una separación con el menor sufrimiento posible.

Mi pareja no quiere ir a terapia

Cuando uno de los miembros de la pareja no quiere ir a terapia, el otro puede y debe ir solo a terapia. Aunque idealmente la terapia de pareja implica la participación de ambos, trabajar individualmente con un/a psicólogo/a puede ser muy útil para abordar los desafíos que estás enfrentando en la relación, incluidos problemas como la Ley del Hielo o el silencio en la pareja.

Beneficios de ir solo/a a terapia:

  1. Explorar tus emociones y necesidades: A través de la terapia individual, puedes profundizar en cómo el comportamiento de tu pareja, como el silencio o la negativa a acudir a terapia, te está afectando emocionalmente. Esto te permitirá tener una mayor claridad sobre tus propias necesidades y expectativas dentro de la relación.
  2. Desarrollar estrategias para manejar el conflicto: Un/a psicólogo/a especializado/a puede ayudarte a identificar formas más efectivas de manejar la situación sin caer en dinámicas destructivas, como el resentimiento o el distanciamiento emocional. Puedes aprender nuevas herramientas de comunicación para abordar el problema, incluso si tu pareja no está lista para hablar o buscar ayuda.
  3. Trabajar en tus límites y amor propio: Es importante que, mientras intentas salvar la relación, también te concentres en proteger tu bienestar emocional. La terapia puede ayudarte a fortalecer tu amor propio y a establecer límites saludables en tu relación, evitando que el comportamiento de tu pareja te dañe aún más.
  4. Tomar decisiones más informadas: Si la relación sigue siendo insostenible o tu pareja sigue rehusándose a trabajar en el problema, la terapia individual puede ayudarte a evaluar si es mejor continuar en la relación o si es más saludable considerar otras opciones.

¿Cómo abordar la situación con tu pareja?

El hecho de que vayas solo/a a terapia también puede ser un modelo positivo para tu pareja. A veces, al ver que estás tomando la iniciativa para mejorar la situación, la otra persona puede reflexionar y, eventualmente, estar más abierta a la idea de asistir a terapia. Sin embargo, aunque esto no ocurra, trabajar en ti mismo/a y en cómo manejas la relación sigue siendo una inversión en tu bienestar.

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