El gran desafío de ser padres y madres primerizos
Ser padre o madre por primera vez es una experiencia transformadora, llena de emociones intensas, amor incondicional y, al mismo tiempo, grandes desafíos. A menudo, la llegada de un bebé trae consigo una serie de dificultades que pueden generar estrés, cansancio extremo y dudas constantes sobre si se está haciendo bien el papel de padre o madre.
Problemas más habituales en la crianza primeriza
- Estrés y cansancio extremo
Las noches sin dormir, el llanto del bebé y la constante atención que requiere pueden llevar a un agotamiento físico y mental. La falta de sueño afecta el estado de ánimo y la capacidad de tomar decisiones, lo que puede hacer que los padres y madre se sientan desbordados.
- Acumulación de tareas
Las responsabilidades aumentan drásticamente: alimentación, pañales, visitas médicas, limpieza del hogar y, en muchos casos, el regreso al trabajo. La sensación de no llegar a todo puede generar ansiedad y frustración.
- Dificultad para conciliar el sueño
No solo el bebé interrumpe el descanso, sino que la preocupación constante y la sobrecarga mental pueden hacer que los padres y madres tengan dificultades para dormir incluso cuando el bebé descansa.
- Miedo a estar haciéndolo mal
Es común que los padres y madres primerizos se cuestionen cada decisión: ¿Está comiendo suficiente? ¿Por qué llora tanto? ¿Deberíamos seguir esta recomendación o la otra? Este miedo puede llevar a un estado de alerta constante y agotador.
- Búsqueda de información en redes sociales
En la era digital, las redes sociales y los foros están llenos de consejos sobre crianza, pero la sobreinformación puede ser contraproducente. Las comparaciones con otras familias pueden generar más inseguridad y estrés.
- Falta de tiempo en pareja
El tiempo en pareja suele reducirse drásticamente. Las noches románticas se convierten en madrugadas sin dormir y las conversaciones giran en torno a las necesidades del bebé. Esto puede generar distancia emocional.
- Diferencias en los estilos educativos
Cada persona trae consigo su propia historia familiar y visión sobre la crianza. Esto puede generar conflictos en la pareja, especialmente si no se establecen acuerdos claros sobre cómo educar al bebé.
- Comparaciones y la carga mental de quién hace más
Uno de los conflictos más habituales es la percepción de que uno de los dos progenitores está asumiendo más responsabilidades que el otro. La crianza es un trabajo en equipo y la distribución de tareas debe ser equilibrada para evitar resentimientos.
Mitos sobre los estilos de crianza
Existen muchos mitos en torno a la crianza que pueden generar confusión y culpa en los padres y madres primerizos. Algunos de los más comunes son:
- «No cojas al bebé en brazos porque se acostumbra»: La realidad es que el contacto físico es fundamental para el desarrollo emocional del bebé y fortalece el vínculo afectivo.
- «Déjale llorar para que aprenda a calmarse solo»: Los bebés no tienen la capacidad de autorregularse en los primeros meses, por lo que atender su llanto es fundamental para su bienestar.
- «El colegio es peligroso y crea dependencia»: El colegio, practicado de manera segura, puede favorecer el descanso del padre/madre y el bebé, además de reforzar el apego.
- «Debe dormir solo desde bebé para que sea independiente»: La independencia no se construye a través de la separación forzada, sino mediante una relación de confianza y seguridad.
Es importante informarse y tomar decisiones basadas en la evidencia científica y en lo que funcione mejor para cada familia.
La importancia del apego seguro
El apego seguro es la base del desarrollo emocional y psicológico del bebé. Se construye a través de interacciones consistentes y sensibles con los cuidadores principales. Para fomentar un apego seguro, los padres/madres pueden:
- Atender las necesidades del bebé de manera sensible y constante, respondiendo a su llanto y necesidades emocionales sin temor a ‘malcriar’.
- Ofrecer contacto físico y cercanía, ya que el contacto piel con piel, las caricias y los abrazos refuerzan el vínculo afectivo.
- Proporcionar rutinas predecibles, lo que ayuda al bebé a sentirse seguro y confiado en su entorno.
- Favorecer la expresión emocional, validando las emociones del bebé y evitando frases como «no llores» o «no pasa nada».
- Ser modelos de regulación emocional, ya que los bebés aprenden de sus cuidadores cómo gestionar el estrés y las emociones.
¿Cómo puede ayudar la terapia?
La terapia psicológica puede ser un gran recurso para los padres y madres primerizos, ayudándolos a gestionar mejor el estrés, la ansiedad y los conflictos de pareja. Algunas de las maneras en que puede contribuir incluyen:
- Aprender a manejar la ansiedad y el cansancio mediante estrategias de regulación emocional y organización del tiempo.
- Fortalecer la comunicación en pareja para encontrar acuerdos en la crianza y evitar discusiones recurrentes.
- Desarrollar expectativas realistas sobre la maternidad y paternidad, comprendiendo que la perfección no existe y que cada familia encuentra su propio camino.
- Evitar la sobrecarga mental aprendiendo a delegar y compartir tareas de manera equitativa.
- Conectar con el bebé y con uno mismo sin perder la identidad propia ni la relación de pareja.
Ser madre o padre primerizo es un reto, pero también una oportunidad para crecer y fortalecer vínculos. Con apoyo adecuado y una mirada compasiva hacia uno mismo, es posible transitar esta etapa con mayor seguridad y bienestar.
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Sandra Ribeiro
Psicóloga General Sanitaria (M-34885)
Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED
Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva
Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED