Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades mentales complejas que afectan la relación de una persona con la comida, el peso y la imagen corporal. Entre los TCA más comunes y debilitantes se encuentran la anorexia y la bulimia. Estos trastornos tienen un impacto físico, emocional y psicológico profundo en quienes los padecen. Este artículo ofrece una exploración más profunda, destacando las emociones subyacentes, los traumas relacionados y la importancia de un enfoque sistémico en su tratamiento.
Anorexia: una lucha interna con la percepción corporal
La anorexia nerviosa trasciende la búsqueda de una delgadez extrema. Se caracteriza por una percepción distorsionada del propio cuerpo y una necesidad imperiosa de control, que se manifiesta en la restricción severa de alimentos. Las personas con anorexia suelen experimentar una intensa ansiedad en relación con la comida y un profundo sentimiento de insuficiencia personal.
El impacto emocional y traumático: La anorexia suele estar vinculada a experiencias traumáticas, como el bullying por el peso o la aparición, expectativas familiares rigurosas o incluso eventos de abuso emocional o físico. La necesidad de controlar la ingesta de alimentos puede convertirse en una forma de lidiar con la falta de control en otras áreas de la vida. Además, las emociones como la vergüenza y el miedo al rechazo perpetúan el ciclo del trastorno.
Bulimia: El ciclo de la culpa y el descontrol
La bulimia nerviosa está marcada por episodios de ingesta excesiva, seguidos de comportamientos compensatorios, como el vómito autoinducido o el uso de laxantes. Estos episodios suelen estar acompañados por una sensación de pérdida de control y una culpa paralizante.
Trauma y patrones emocionales: En muchos casos, la bulimia también está relacionada con una historia de trauma o abuso, así como con una autoexigencia desmedida. Las personas con bulimia a menudo experimentan emociones intensas de desesperación y un sentimiento de alienación, lo que las lleva a buscar alivio inmediato a través de la comida, seguido de una necesidad urgente de purga para aliviar la culpa.
Una mirada sistémica: El rol de la familia
Los TCA no solo afectan a la persona que los padece, sino también a su sistema familiar. La terapia sistémica juega un papel fundamental en el tratamiento, ya que ayuda a identificar patrones familiares que pueden estar contribuyendo al desarrollo o mantenimiento del trastorno.
Implicación de la familia: El apoyo familiar es crucial para la recuperación. Esto incluye aprender a comunicarse de manera efectiva, evitar comentarios sobre el peso o la comida, y comprender cómo los mensajes culturales y familiares sobre la apariencia influyen en la autoestima del paciente. Además, trabajar con la familia permite abordar dinámicas de control, dependencia emocional o expectativas no realistas que pueden estar afectando al paciente.
La relación con el trauma
Muchos trastornos alimentarios están enraizados en traumas emocionales o psicológicos. La desconexión entre cuerpo y mente, común en personas con TCA, puede ser una respuesta al dolor emocional no procesado. La terapia enfocada en el trauma ayuda a las personas a reconectar con sus emociones, identificar las causas subyacentes y trabajar hacia una mayor aceptación de sí mismas.
Mitos sobre los trastornos alimentarios
Es crucial desmentir algunos mitos comunes:
- «Los TCA solo afectan a mujeres jóvenes»: Los TCA pueden presentarse en cualquier género, edad, estatus socioeconómicos, razas, etnias, orientaciones sexuales. Si bien los jóvenes y adolescentes son más propensos a sufrir un TCA, cualquier problema en cualquier fase de la vida de una persona puede derivar en un TCA.
- «Es solo una fase o una elección»: Los TCA son enfermedades mentales complejas y muy serias, no decisiones voluntarias o fruto de una moda pasajera. Si crees que puedes estar sufriendo un Trastorno Alimentario o crees que alguien de tu entorno pueda padecerlo, no dudes en ponerte en manos de profesionales especializados.
- «La recuperación es solo ganar peso»: La recuperación implica sanar emocional y psicológicamente, además de abordar el aspecto físico.
- “La culpa del TCA es de la familia y no tienen que ser parte del tratamiento”: Aquí no hay culpables. La familia implicada en el tratamiento del paciente puede ser una gran aliada de la terapia, ya que son las personas que estarán más tiempo con el paciente.
- “Nunca se recupera al 100% de un TCA”: La recuperación completa es posible y cuanto más temprana sea la detección y la intervención de este tipo de trastorno, más probabilidad de éxito terapéutico. Como hemos dicho, son enfermedades muy complejas y con un alto índice de recaídas en las que el equipo terapéutico tiene que tenerlo en cuenta. Sin embargo, con el tratamiento multidisciplinar adecuado, el apoyo familiar y de amigos, se puede conseguir la recuperación integral de un TCA.
Cómo identificar si un/a hijo/a está sufriendo un TCA
Algunas señales de alerta incluyen:
- Cambios en los hábitos alimenticios, como evitar comidas o preferir comer a solas.
- Comentarios frecuentes sobre el peso o la imagen corporal.
- Uso excesivo de ropa holgada para ocultar el cuerpo.
- Rutinas de ejercicio extremo y obsesivo.
- Cambios emocionales, como irritabilidad, aislamiento o tristeza constante.
Tratamiento integral y personalizado
Un tratamiento eficaz para los TCA debe ser multidisciplinar e incluir:
- Terapia psicológica: La terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia centrada en el trauma son útiles para abordar las creencias disfuncionales y trabajar en la aceptación corporal.
- Terapia Sistémica (familiar): Promueve un entorno de apoyo y comprensión, abordando patrones familiares que perpetúan el trastorno.
- Atención médica y nutricional: Es vital tratar los efectos físicos y establecer pautas alimentarias saludables.
- Mindfulness y regulación emocional: Estas herramientas ayudan a reducir la desconexión cuerpo-mente y a manejar las emociones difíciles de manera constructiva.
Abordar los trastornos alimentarios con compasión
La recuperación de los TCA es un camino desafiante que requiere paciencia, compromiso y un enfoque integral. Comprender el impacto emocional y traumático de estos trastornos y trabajar desde una perspectiva sistémica y personalizada es clave para promover una recuperación sostenida.
Si tú o alguien que conoces está luchando contra un TCA, busca apoyo profesional. Estamos aquí para ayudarte a recuperar el equilibrio y construir una relación saludable contigo mismo y con la comida.
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Sandra Ribeiro
Psicóloga General Sanitaria (M-34885)
Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED
Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva
Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED